Cuántas veces te has preguntado como casar un queso, si es verdad que engordan, como comerlo y un largo etcétera. Existen muchos mitos sobre este alimento. Por eso, en el último capítulo de esta temporada, el experto Xevi Miró, copropietario de Llet Crua, nos habla sobre algunos de los mitos más comunes y les derrocamos, para que puedas seguir disfrutando del queso, sabiendo un poco más al respecto. El consumo de queso está muy extendido en Catalunya y en el Estado, convirtiéndose en un producto muy goloso para muchos paladares. Sí, hay gente a quien no le gusta, aunque te parezca increíble. Y sí, también hay gente intolerante. Pero a los amantes de los quesos, si los pones delante de un buen queso, los tienes ganados. Hay infinidad, cada queso es un mundo, pero hoy te desmentimos algunos de los mitos más extendidos sobre este alimento.

 

"Cuántas veces has oído decir que a los ratones les gusta el queso", pregunta Xevi, que responde que eso "no es exactamente cierto". El alimento preferido de los ratones no es el queso. Según una investigación del Dr. David Holmes, de la Universidad Metropolitana de Manchester, los roedores comen cualquier tipo de comida, pero prefieren los grandes, frutas y cosas dulces. Igual que pasa con la mayoría de los animales salvajes, los ratones se alimentan de todo cuando están hambrientos, aunque a muchos no les guste el queso.

Al contrario de lo que dicta la creencia popular, el queso Gruyer no es sinónimo de queso con agujeros, "ya que en caso de presentarlos los tiene de forma escasa y de la medida de un guisante", sentencia Xevi. Por el contrario, si pensamos en un queso lleno de agujeros enormes, se tratará de un Emmental. Por lo visto, el origen de la confusión es porque antiguamente cualquier queso suizo -incluido el Emmental- se decía Gruyer. En cualquier caso, del que no hay duda es que la corteza y la presencia o no de agujeros son parte de la personalidad de los quesos, y los agujeros son uno de los fenómenos que más hipnotiza a los consumidores.

Si alguna vez has cortado un queso en rodajas, es posible que hayas visto unos pequeños puntos blancos. "Son unos diminutos cristales que algunas personas confunden con agregaciones de sal", revela el experto. A pesar de las similitudes y el hecho de que tengan una textura crujiente, las dos sustancias son completamente diferentes. Estas salpicaduras son, en realidad, agrupaciones de aminoácidos —moléculas que forman las proteínas— que se encuentran en el queso de manera natural. Mientras el queso madura, la tirosina —el aminoácido más presente en estos vidrios— se va precipitando. De todos modos, el experto también explica en su bloque que en el queso también se pueden encontrar cristales muy similares con que están compuestos por lactato cálcico.