Montse Guillén, destacada cocinera, empresaria y figura pionera de la gastronomía catalana, ha muerto este sábado a los 79 años después daños de lucha contra una enfermedad que no ha podido superar. Guillén ha sido reconocida tanto por su innovación culinaria como por su capacidad para fusionar arte y gastronomía, pero entre sus contribuciones, destaca la de ser la restauradora que llevó las tapas y el pan con tomate a Nueva York a través del mítico restaurante El Internacional Tapas Bar & Restaurant que abrió en 1984 en el bario de Tribeca de Nueva York.

Inicios en Can Borrell y la Venta

Nacida el año 1946 en Melilla, Montse Guillén era hija de una conocida familia de restauradores. Sus padres, Jaume Guillén Lola Pijoan, hacían comidas para excursionistas a Can Borrell, una masía que compraron en Meranges (Cerdanya), donde Montse Guillén empezó a cocinar. Se siguió formando en La Venta, en el regazo del Tibidabo, y en 1980 decidió montar su propio restaurante en el barrio de Galvany, una zona de mucha actividad nocturna en Barcelona. Montse contó para este proyecto con la colaboración de artistas y personalidades de renombre como Mariscal, América Sánchez, Llorenç Torrrado, Eloy Lanciego, Carlos Riart o Gabriel Ordeix, con que participaron en el diseño y la ambientación del local. El restaurante, que llamó MG, las iniciales de su nombre y apellido, abrió en la calle Marià Cubí y rápidamente se convirtió en un referente de la nueva cocina catalana, apostando por la creatividad y la innovación.

Innovación y fusión

Así, Guillén se convirtió en una de las primeras mujeres a dirigir un restaurante propio, y fue pionera en introducir conceptos como la cocina abierta al público y la experimentación con ingredientes y técnicas poco habituales en la época, como el pescado crudo y la fusión de influencias internacionales. Su restaurante se convirtió en un punto de encuentro para artistas y creativos, y la propuesta culinaria estableció las bases para la modernización de la gastronomía catalana. "La propietaria declaraba que muchos artistas habían decidido cambiar su obra por comidas a Montse Guillén. El restaurante no era muy grande, pero tanto su diseño en el ámbito del interiorismo como en el del contenido de la carta de comidas, representaban una inequívoca apuesta por la innovación. Era el nacimiento de lo que después se denominaría la nueva cocina catalana", recuerda la web Barcelofilia, un inventario de la Barcelona desaparecida.

Referencia de la cocina catalana a los EE.UU.

El año 1984, junto con su pareja, el artista Antoni Miralda, Guillén llevó su visión culinaria a Nueva York, donde crearon El Internacional Tapas Bar & Restaurant, en el barrio de Tribeca, en el suroeste de Manhatttan, uno de los barrios más exclusivos y de moda de la ciudad y conocido por su ambiente bohemio y su comunidad de artistas y celebridades. Este proyecto fue concebido como una obra artística y social, y fue el primer restaurante en introducir las tapas españolas y el pan con tomate catalán en los Estados Unidos, convirtiéndose en un icono cultural de la ciudad y atrayendo personalidades como Andy Warhol, Basquiat, Robert De Niro y Grace Jones, entre otros. El Internacional no solo revolucionó la percepción de la cocina española y catalana en Nueva York, sino que también integró el arte, el diseño y la participación social en la experiencia gastronómica.

Fachada del cónico restaurante El Internacional, en el barrio de Tribeca de Nueva York (montseguillen.com)
Fachada del icónico restaurante 'El Internacional', en el barrio de Tribeca de Nueva York (montseguillen.com)

Impulso de FoodCultura

Desde aquella época, Guillén vivió a caballo entre Miami y Barcelona, y también llevó algunas de sus intervenciones culinarias y artísticas a países y ciudades  como Japón, Miami, Alemania, Buenos Aires, Suiza y Francia. En los últimos años, Montse Guillén y Antoni Miralda se restablecieron en Catalunya e impulsaron FoodCultura, una organización sin ánimo de lucro interdisciplinaria que investiga y pone en contacto la cocina con el arte y la ciencia, el ritual, la tecnología y la antropología, y explora sus conexiones. Montse Guillén también fue una de las primeras en defender la incorporación de los insectos como fuente de proteína en la alimentación humana en España.