El cachopo es uno de los platos más icónicos de la gastronomía asturiana, pero también uno que genera debates entre los amantes de la cocina. Muchos lo confunden con preparaciones como el librito o el San Jacobo, pero el auténtico cachopo de milanesa es único. No es ni un simple filete empanado ni un bocadillo de queso y jamón, sino una verdadera explosión de sabor y textura.
La receta de cachopo de milanesa
¿Qué hace único al cachopo?
El cachopo de milanesa se diferencia por su tamaño generoso y su combinación de ingredientes: dos filetes de ternera tiernos, rellenos de jamón serrano y queso, empanados y fritos. A diferencia del librito o el San Jacobo, que suelen ser más pequeños y de pollo o cerdo, el cachopo es contundente y está pensado para compartir. Además, la elección de ingredientes de calidad, como el queso fundente y el jamón curado, marca una gran diferencia en el resultado final.
Ingredientes para el cachopo de milanesa (2 porciones):
- 4 filetes de ternera finos y del mismo tamaño.
- 4 lonchas de jamón serrano.
- 4 lonchas de queso (preferiblemente uno fundente como Havarti o Cabrales si buscas un toque asturiano).
- Harina para rebozar.
- 2 huevos batidos.
- Pan rallado.
- Aceite de oliva para freír.
- Sal y pimienta al gusto.
Preparación del cachopo de milanesa
Para comenzar, extiende los filetes de ternera sobre una tabla y asegúrate de que sean del mismo tamaño. Si están demasiado gruesos, aplánalos con un mazo de cocina para que queden más uniformes. Agrega un poco de pimienta y sal por ambos lados. A continuación, coloca sobre dos de los filetes una loncha de jamón serrano y otra de queso, asegurándote de que no sobresalgan del borde. Cubre cada uno con los otros dos filetes restantes, formando un "sándwich" de carne rellena.
El siguiente paso es el rebozado. Pasa cada cachopo primero por harina, cubriendo toda su superficie. Luego, sumérgelos en huevo batido, permitiendo que queden bien impregnados, y finalmente cúbrelos con pan rallado. Presiona ligeramente para que el empanado se adhiera de manera uniforme y firme.
Para freírlos, calienta una sartén grande con abundante aceite de oliva. Una vez caliente, pero sin que humee, introduce los cachopos y fríelos a fuego medio-alto durante unos tres o cuatro minutos por cada lado, hasta que estén dorados y crujientes. Es importante controlar el fuego para que el interior se cocine correctamente sin quemar el exterior. Al terminar, retira los cachopos del aceite y colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa. Déjalos reposar unos minutos antes de servirlos, lo que permitirá que los sabores se asienten y el queso mantenga su textura cremosa sin escurrirse demasiado. Finalmente, emplátalos acompañados de guarniciones como patatas fritas, ensalada o pimientos asados, y prepárate para disfrutar de este manjar que combina tradición y sabor en cada bocado.