Las croquetas son uno de los pilares fundamentales de la gastronomía española, consideradas parte de la "Santísima Trinidad" de las tapas junto a la tortilla y la ensaladilla. Su presencia en bares y restaurantes es prácticamente obligatoria, pero no todas son lo que parecen. Aunque muchos establecimientos presumen de ofrecer croquetas caseras, la realidad es que en muchos casos son productos congelados, listos para freír y servir.

Así son las croquetas congeladas que te ponen en el bar

Aunque no existe una normativa que obligue a los bares a especificar si las croquetas son artesanales o industriales, hay ciertos detalles que pueden ayudar a diferenciarlas.

Forma y tamaño

Las croquetas caseras suelen tener formas irregulares, ya que se moldean a mano, mientras que las industriales son casi idénticas en tamaño y forma debido a su producción con maquinaria especializada. Algunas incluso pueden mostrar pequeñas marcas de rejilla, prueba de su proceso de fabricación en serie.

Croquetas, un clásico de nuestra gastronomía / Foto: Freepik

Textura de la bechamel

La bechamel es clave para distinguir una croqueta auténtica. Las caseras suelen tener un interior más cremoso y suave, deshaciéndose en la boca, mientras que las congeladas presentan una textura más densa y uniforme, sin esa untuosidad característica de la elaboración artesanal.

Corteza y empanado

La cobertura de una croqueta casera es irregular, con pequeños accidentes que reflejan un empanado manual. En cambio, las congeladas tienen una corteza uniforme, ya que el rebozado se realiza de manera mecanizada. Además, su fritura es más homogénea y rápida, lo que da como resultado un exterior perfectamente dorado, pero menos auténtico.

Croquetas caseras / Foto: Freepik

Sabor e ingredientes

En las croquetas caseras, los ingredientes frescos se notan tanto en sabor como en textura. Por ejemplo, en una croqueta de jamón, los trozos deberían apreciarse claramente. En cambio, en las congeladas, los ingredientes suelen estar más triturados y mezclados, lo que reduce su intensidad de sabor.

Los ingredientes frescos se notan tanto en sabor como en textura

La importancia de saber lo que comemos

Con los avances en la industria alimentaria, distinguir entre una croqueta casera y una congelada es cada vez más difícil. Sin embargo, con un poco de atención a los detalles mencionados, es posible reconocer su procedencia y optar por una experiencia gastronómica más auténtica. Aunque las croquetas congeladas pueden ser prácticas, difícilmente igualarán el sabor y la textura de una elaborada con ingredientes frescos y el mimo de la cocina tradicional.