El bar Casi, de la calle Massens, de Gràcia, baja la persiana después de casi 50 años dando servicio al barrio. Según ha adelantado Toni Sust en elPeriódico, la familia que ha regentado el bar toda la vida lo traspasará a nuevas manos. Javier Monte deja el negocio después de que su padre, fundador y persona que da nombre al bar, Casimiro Monte, dejara la primera línea ahora hace un año.

Nuevo cierre de barrio

Barcelona pierde otro establecimiento de barrio frecuentado por los vecinos de la ciudad. Esta vez la Vila de Gracia es el barrio que pierde un local mítico. El Casi era un establecimiento pequeño, pero lleno de vida. Casimiro Monte fundó el bar el 27 de noviembre de 1978, 46 años y 1 día antes de terminar definitivamente, el 28 de noviembre de este año. Javier Monte, el hijo de Casimiro, se sumó al equipo cuando tenía 19 años; 31 años trabajando en el bar que ahora ha decidido cerrar. Casimiro dejó la primera línea del bar el año pasado y Javier, después de un año llevándolo, también ha decidido terminar. Dice que no quiere continuar el negocio sin su padre porque el Casi no es el mismo sin él. Prefiere terminar ahora y buscar un camino diferente.

El Casi era conocido por muchos motivos; tenía unos callos de primera, unas tortillas (de todo tipo) excelentes y unos desayunos de tenedor de campeonato

El Casi era conocido por muchos motivos; tenía unos callos de primera, unas tortillas (de todo tipo) excelentes y unos desayunos de tenedor de campeonato. También hacían paella los jueves y tenían un trato amable y cercano con los clientes. De hecho, el Casi se ubica en una zona muy frecuentada por los turistas que van y vienen del Park Güell, pero el auge de extranjeros en Barcelona no ha hecho que el bar se gentrificara. Para evitar que se llenara el bar de gente, en el Casi tenían varias técnicas peculiares. A veces dejaban la persiana medio bajada, haciendo ver que estaban cerrados, y dejaban pasar solo a la gente del barrio; otras veces ponían un cartel diciendo que el servicio se acababa a la 13 h o que no tenían menú disponible, pero dentro la actividad no se detenía nunca. La gente del barrio ya sabía qué se hacía en el Casi, y el Casi cuidaba a la clientela como nadie.

Se trata de un bar que regentaba mucha gente anónima, pero también algunas personalidades de la ciudad. Sin ir más lejos, actores y presentadores conocidos de Catalunya, como Roger de Gracia, se dejaban ver en él. Con el cierre del Casi, Barcelona pierde un núcleo gastronómico, social y cultural muy importante en Gracia. Un cierre que no ha sido provocado directamente por el auge del turismo, pero que sí que se produce en un sector de la ciudad muy tensionado por la gentrificación, un problema que afecta a todos los niveles en nuestra casa.