Aunque el frigorífico puede parecer el lugar ideal para conservar cualquier alimento, hay ciertos productos que, en realidad, empeoran cuando se almacenan en frío. Uno de los casos más claros es el de las cebollas. Aunque parezca sorprendente, guardarlas en la nevera puede arruinar su textura y sabor, además de generar ese característico olor que termina impregnando todos los alimentos del entorno. El motivo principal es la atmósfera fría y húmeda del frigorífico, que altera la estructura interna de la cebolla. En concreto, el frío transforma el almidón natural en azúcares, lo que provoca que la cebolla se vuelva más blanda y pastosa en poco tiempo. Este proceso es similar al que ocurre con las patatas cuando se refrigeran: lo que debería ser firme y crujiente se convierte en algo dulzón y con una textura nada agradable.

Nunca guardes las cebollas en la nevera

Además, al conservarlas en el frigorífico, las cebollas liberan compuestos que pueden transferirse a otros alimentos, alterando su sabor y olor. Por eso, la mejor opción es mantenerlas fuera del frigo, en un lugar oscuro, fresco, seco y bien ventilado. Lo ideal es conservarlas en la misma red con la que se venden o en un bol abierto en la despensa, lejos de fuentes de calor. El Ministerio de Agricultura de Estados Unidos recomienda una temperatura ideal entre 7 y 10 ºC, pero si no tienes un lugar tan fresco, mantenerlas a temperatura ambiente también es válido.

Cebolla / Foto: Unsplash
Cebolla / Foto: Unsplash

Un error común es meterlas en bolsas de plástico, pero eso es justo lo que no hay que hacer: las cebollas necesitan respirar, y una bolsa cerrada solo acelerará su deterioro. Tampoco conviene colocarlas junto a las patatas, ya que éstas liberan humedad y gases que pueden acelerar la descomposición de las cebollas.

Las cebollas liberan compuestos que pueden transferirse a otros alimentos

Eso sí, hay una excepción a esta regla: las cebolletas, por su alto contenido en agua, sí deben refrigerarse para mantenerse frescas durante más tiempo y que no se pongan malas en pocos días, intentando mantener su sabor refrescante y que alegra cada preparación.

No todos los tipos de cebolla se comportan igual / Foto: Unsplash
No todos los tipos de cebolla se comportan igual / Foto: Unsplash

Como consejo extra para quienes sufren al pelarlas, la Asociación Nacional de la Cebolla (NOA, por sus siglas en inglés) sugiere meterlas en el frigorífico durante 30 minutos antes de cortarlas. De este modo, se reduce la liberación de compuestos sulfúricos, responsables del lagrimeo. Y un truco clave: no cortes la raíz al principio, ya que es donde se concentra la mayor parte de estas sustancias irritantes.