Postres tradicionales hay muchos y muy variados, pero el día 6 de enero, día de Reyes, no puede faltar en la mesa el esperado Roscón de Reyes. Tierra de golosos, se puede afirmar que cada fiesta tiene sus postres específicos, desde los panellets a los barquillos, la coca de Sant Joan, la mona, los buñuelos de Cuaresma o los turrones. Sabrosas, tradicionales, entrañables... Sin embargo, por encima de todas, en el sentido de convertirse por ellas mismas en centro de atención, solo hay un postre: el Roscón de Reyes. ¿Por qué, qué otro manjar dulce aporta la incógnita de conocer quién será coronado, simbólicamente, rey de la fiesta? ¿Y todavía más, quién pagará el roscón? ¿Cuál es el origen del Roscón de Reyes?
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¿Cuál es el origen del Roscón de Reyes?
El origen del Roscón de Reyes no está documentado con precisión, pero parece que proviene de la fiesta romana de las Saturnals, en honor en Saturno, dios de la agricultura y las cosechas en la mitología romana. Hacia el siglo II d.C., al acabar la temporada de recolección, era tradición celebrar una fiesta en la que se comían unos postres similares al roscón, que contenían un haba. Quién la encontraba tendría muy buena cosecha a la próxima temporada. Dieciséis siglos más tarde, en la corte del rey Luis XV y obedeciendo una petición real, el cocinero puso dentro del roscón, además del haba, una moneda de oro. Eso dio origen a dos figuras simbólicas, "el rey de la fiesta" y" el tonto del haba".
En Catalunya, el gran folclorista Joan Amades relata en su obra Costumari Català, publicada en 1952, el motivo de la existencia del haba dentro del roscón de Reyes, refiriéndose a la posibilidad de asistir al oficio religioso de la Adoración de los Magos: "Como no todo el mundo podía asistir a la adoración, fue costumbre que cada familia nombrara un rey que la representara. El nombramiento se hacía mediante una antigua forma de astrología judiciaria. Al amasar la coca que, como hemos dicho, era obligado probar por si fuera poco después de comer, se ponía entre la pasta una haba seca. De los que comían la coca, aquel que encontraba el haba quedaba elegido rey y era el que iba a la función de la iglesia y en representación de la familia adoraba al Bebé de Belén. Por lo tanto, todo el mundo que asistía a la adoración y besaba el Jesuset estaba investido de la dignidad de rey".
Además, el llamado rey o reina del haba también tenía otros privilegios. Durante la comida, podía conceder o negar los dones que le pedían los comensales y, cada vez que bebía, todo el mundo se tenía que poner de pie y gritar: "El rey bebe, el rey bebe". Si no lo hacían, el escogido les podía ensuciar la cara con corcho quemado y los así castigados no se podían limpiar hasta acabar la comida. Si el haba quedaba en el trozo de roscón que se había reservado para Dios, el lugar de rey quedaba sin ocupar, pero los miembros de la familia interpretaban que todos tendrían buena suerte.
Roscón de Reyes con anís
A algunos lugares, a la receta tradicional del Roscón de Reyes, o del Roscón, como se le llama en España, se añade anís o vino.
Es el caso de Galicia, donde la receta tradicional dice que el roscón tiene que tener imprescindiblemente anís y frutas confitadas, con ralladura de limón y de naranja, pero sin rellenos de ninguna clase ni ninguna cobertura de chocolate. En la provincia de León, también se hacen roscones con anís y agua de azahar. En otros lugares, como Chinchón, en la Comunidad de Madrid, donde se produce un anís con Indicación Geográfica Protegida (IGP), el roscón se recubre por encima con una mezcla de azúcar con agua y anís dulce para darle un aspecto más reluciente y un sabor muy característico.
Coronar al rey y pagar el roscón a quien le toque el haba, la tradición del 6 de enero
Ahora, los roscones, esconden en su interior las dos piezas y, muchos, vienen con la corona de papel incorporada para coronar a quien encuentre el rey. Quien tenga la suerte, o mala suerte de morder el haba, tendrá que pagar los postres. Según explica el mencionado Amadas en su obra, era costumbre que fueran los niños de la familia quienes cortaran las porciones del roscón, garantizando así la limpieza del juego por aquello de "la mano inocente". Además, la calidad, variedad y exquisitez de los roscones ha aumentado de manera casi exponencial: una base de brioche elaborado con huevos frescos, mantequilla, vainilla y aromas de naranja, con un mazapán de almendra, preferiblemente de la variedad Marcona y endulzado con varias frutas confitadas. Y, para los más golosos, rellenos con nata montada, crema, trufa o alguna combinación de estos sabores.
Un buen vino dulce, el maridaje perfecto para el roscón de Reyes
Tradicionalmente, los adultos de la familia acostumbraban a acompañar estos deliciosos postres con vino dulce, ya fuera garnacha, moscatel, ratafía o, incluso, algún vino blanco dulce, como los de Alella. Sin embargo, en los últimos años se ha ido imponiendo la tendencia a casarlos con un buen cava. Según coinciden los expertos, en este caso y con el fin de disfrutar al máximo del contraste de sabores, es recomendable escoger un brut nature.