El oro ha dejado de ser un material exclusivo para joyas y relojería y ha encontrado un nuevo espacio en la alta cocina. El oro comestible es cada vez más común en restaurantes de lujo, donde los chefs lo utilizan para dar un toque sofisticado y exclusivo a sus creaciones. Sin embargo, más allá de su apariencia llamativa, muchas personas se preguntan si tiene algún valor nutricional o si se trata simplemente de una moda pasajera.
Oro en la comida: ¿es saludable?
Para que el oro sea apto para el consumo humano, debe someterse a un riguroso proceso de refinado. Todo comienza con pepitas de pocos quilates, que se funden a altas temperaturas hasta convertirse en pequeños lingotes. Luego, mediante maquinaria especializada, estos lingotes se transforman en láminas extremadamente finas, de apenas 0,00015 milímetros de grosor.
Una vez obtenidas, los expertos separan con precisión las piezas más adecuadas para su uso en la gastronomía. Los restos sobrantes se aprovechan en forma de virutas o polvo de oro, que también se utilizan en la decoración de platos.
Un alimento sin sabor, pero con beneficios
A diferencia de otros ingredientes exóticos, el oro comestible no tiene sabor ni olor. Su función en los platos es puramente estética, aportando un brillo característico y un aire de exclusividad. A pesar de ello, el oro es completamente seguro para el consumo humano, ya que en su elaboración se eliminan sustancias tóxicas. Aunque no aporta nutrientes esenciales, algunos estudios sugieren que el oro comestible podría tener propiedades antiinflamatorias y beneficios para la salud. Se dice que ayuda a estimular la capacidad intelectual, aumentar la resistencia física y facilitar la eliminación de toxinas. Incluso se ha utilizado en tratamientos para la artritis reumatoide debido a sus posibles efectos positivos sobre las articulaciones.
Más que una moda: un símbolo de estatus desde hace siglos
El oro comestible no es una novedad en la gastronomía. Los antiguos egipcios ya lo usaban en sus comidas, y en la India sigue siendo una tradición incorporarlo en tartas de bodas y celebraciones. De hecho, India es el mayor consumidor de oro comestible del mundo, con un consumo anual de hasta 12 toneladas. Sin embargo, su elevado precio sigue siendo un obstáculo para muchos. El oro sigue siendo un metal precioso, y su proceso de obtención no es sencillo. Más que un ingrediente con valor nutricional, su presencia en la comida es un símbolo de lujo y exclusividad. Aunque no sea un alimento esencial, su uso en la cocina moderna sigue en aumento, demostrando que el atractivo del oro va más allá de la joyería y ha conquistado también el mundo gastronómico.