Si existe algo en lo que está de acuerdo casi el 90% de la humanidad es que el pan engorda. Algo que hemos escuchado tantas y tantas veces que, ¿quién puede dudarlo? Por eso, este es uno de los grandes mitos que los nutricionistas más desmienten. Y así lo confirma Júlia Farré, quien confiesa que esta es una de las preguntas que más le hacen desde que empezó a trabajar en nutrición.
El pan solo engorda si haces esto
Vamos por partes. Tal y como comenta Júlia, el pan es un alimento procesado, ya que está compuesto de varias materias primas y cocinado. Pero esto no quiere decir que sea ultraprocesado y, por lo tanto, perjudicial para la salud. La base del pan son los cereales. En su versión más clásica, la receta tan solo contiene harina de trigo, agua, levadura y una pizca de sal. Además, se hornea, por lo que no podemos considerar al pan como un alimento alto en calorías. Se trata de un alimento milenario y no debemos apartarlo ahora de nuestra dieta por una falsa creencia.
Tal y como afirma Júlia en su cuenta de Instagram, el problema no es el pan, sino las cosas que se le añaden, como por ejemplo el embutido o las salsas que tanto gusta mojar. Además, ¿a cuánta gente has escuchado decir lo de que ha adelgazado un montón desde que dejó de comer pan? De lo que no siempre se es consciente es que, una vez dejas el pan, sueles dejar de lado también los embutidos y las salsas. De hecho, se dejan de consumir otros muchos productos que sí engordan por sí mismos, y no es el caso del pan.
La nutricionista insiste en que el pan en sí no es un alimento excesivamente calórico. “Es un alimento que aporta hidratos de carbono de asimilación lenta, sobre todo si es integral. Por lo tanto, es aconsejable mantenerlo en la dieta, aunque estés intentando perder peso”, concluye. La Universidad Estatal de Misuri realizó un estudio para detectar cuáles eran los panes más saludables.
El premio se lo llevó el pan integral de trigo. Es rico en vitaminas B, E, potasio, hierro y magnesio. Una rebanada de 43 gramos contiene 100 calorías, cinco gramos de proteínas, cinco gramos de fibra y 20 gramos de hidratos de carbono. Cifras muy aplaudidas a las que sumamos que al ser elaborado con grano entero es mucho más saciante y rico en fibra. En segundo lugar, encontramos el de centeno seguido por las versiones que incluyen cereales. En ambos casos hay que confiar en el lugar en el que lo compramos, ya que a estas versiones suelen añadirles grasas e incluso azúcares para mejorar su consistencia y el sabor. Eso sí, el pan blanco precocinado, que siempre está de oferta en el supermercado, no suele ser una buena opción.