En muchos bares y restaurantes de Catalunya, pedir patatas con alioli puede generar una reacción curiosa: el camarero pregunta si son bravas y, al explicar que no, a menudo surge una confusión. Este artículo explora las diferencias entre estos platos, sus orígenes y su evolución hasta la actualidad. Una historia gastronómica que responde a algo tan natural como los movimientos migratorios, algo muy típico en la cocina.

La historia de las patatas bravas que pocos conocen

Las patatas al caliu son un plato tradicional catalán que se remonta a décadas atrás. Se preparan con patatas grandes, cortadas por la mitad y cocidas al horno o a la brasa, a menudo con un corte en cruz para facilitar la cocción. Se sirven con aceite, pimienta y, frecuentemente, alioli. Este plato era común en muchos establecimientos, especialmente como acompañamiento de carnes o durante el vermut para acompañar la bebida.

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Las patatas acompañan al vermut / Foto: Unsplash

Con el tiempo, esta receta dio lugar a las patatas con alioli, donde las patatas se cortan en rodajas o incluso en dados, adoptando una presentación más cercana al formato de las tapas popularizado a partir de los años 70.

La llegada de las patatas bravas

Las patatas bravas, originarias de Madrid en los años 60, se definen por su salsa característica: una mezcla de tomate picante que varía según la región. Estas patatas, cortadas en dados y fritas, se introdujeron en Cataluña a través de la ola migratoria de los años 70, ganando popularidad como tapa en muchos bares. La evolución del concepto llevó a la fusión de ambas tradiciones: se empezaron a servir patatas bravas con alioli añadido. Esta variante, conocida como “patatas bravas al estilo catalán” en otras regiones, combina la salsa picante con alioli, ofreciendo un contraste de sabores que hoy en día es muy popular.

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Las patatas bravas tienen su historia / Foto: Unsplash

La confusión entre platos

El problema surge con las patatas con alioli servidas en dados, una forma que recuerda a las patatas bravas. A pesar del parecido en el corte, la diferencia es clara: las patatas bravas se definen por la salsa de tomate picante, mientras que las patatas con alioli pertenecen a la tradición catalana, arraigada en el consumo de alioli como acompañamiento. Aunque los dos platos comparten ingredientes y formatos similares, las diferencias son significativas y responden a orígenes culturales y gastronómicos distintos. Tanto las patatas al caliu como las bravas tienen su lugar en la mesa, pero mantener su identidad única ayudará a preservar la rica diversidad de la cocina catalana.