La chef del Semproniana, Ada Parellada, se adentra en las casas de los foodies más intrépidos de Catalunya para resolver dudas semanales sobre los productos del día a día. Desde verduras y todo tipo de hortalizas y frutas, hasta cualquier tipo de dulce, pasando por la carne y el pescado. Maneras para aprovechar los alimentos en su esplendor, técnicas innovadoras y consejos que, en definitiva, nos harán disfrutar de una vida y un recetario más cómodo en los fogones de nuestra casa. El consejo revelador que esta semana nos expone la cocinera catalana es cómo hacer unas patatas fritas perfectas y de una forma de lo más sencilla.

Coge libreta y bolígrafo, y dale play al vídeo para averiguar todos los consejos de Ada Parellada de esta semana.

 

Las patatas fritas perfectas

Las patatas fritas perfectas son aquellas que quedan doradas y crujientes por fuera, pero esponjosas y suaves por dentro. Para conseguirlas hay que seguir unos pasos concretos que no son complicados, pero sí que son importantes. Aunque hay varios métodos para llegar a un resultado similar, el más sencillo es el que te explica Ada Parellada.

Lo primero que tendrás que hacer es cortar las patatas a la medida que quieras. Sí, el primer paso es cortarlas porque no hay que pelarlas. Las patatas fritas se pueden comer con la piel sin problemas. ¡Además de bueno, te ahorra trabajo! Procura cortarlas del mismo tamaño para que la cocción después sea uniforme en todas las patatas. Una vez las tengas cortadas, déjalas sumergidas en agua al menos durante media hora, pero idealmente toda la noche. Puedes dejarlas preparadas el día antes de cocerlas y dejarlas en la nevera hasta que las tengas que freír.

La hora de la verdad

Cuando haya pasado media hora, o saques las patatas de la nevera después de que hayan descansado toda la noche, es momento de freírlas. Antes, sin embargo, las tendrás que secar bien con papel de cocina. Como el agua y el aceite no se portan muy bien, hace falta que las patatas estén bien secas antes de cocerlas. Pon una buena cantidad de aceite en la sartén y añade las patatas con el aceite frío. Sí, las tienes que poner antes de que el aceite esté caliente para que el resultado sea el ideal.

Si tienes un termómetro de cocina, tienes que freír las patatas hasta que el aceite llegue a 150 grados. Si no tienes, cuécelas hasta que queden bien doradas. Una vez cocidas, retíralas de la sartén y seca el exceso de aceite con papel de cocina. Es el momento de poner la sal. Como las patatas están calientes y húmedas de aceite, la sal se enganchará mejor a la superficie. Procura no quemarte a la hora de comértelas y sírvelas con la salsa que más te guste. ¡Buen provecho!