De abril a julio. Este es el periodo de tiempo idóneo para comer las cerezas. Más concretamente, desde mediados de mayo hasta mediados de junio es el momento óptimo. Las cerezas son conocidas por su gran sabor dulce y jugoso. Por este motivo son las favoritas tantos para niños como para adultos. Ahora es su temporada y, a pesar de estar llegando a las postrimerías, todavía las podemos consumir en su mejor momento. Como cualquier alimento tiene beneficios y contraindicaciones según la cantidad que tomes.

Comer cerezas: todos los beneficios

Comer cerezas es bueno para nuestro organismo, y más cuando se trata de una fruta que solo encontraremos durante la temporada de recolección, cosa que lo convierte en un producto fresco por excelencia. Al margen de su excelente sabor, contiene multitud de propiedades en forma de beneficios para nuestra salud. De hecho, recientes investigaciones recomiendan su ingesta porque pueden convertirse en un elemento clave, como una especie de remedio con valores medicinales para combatir algunos problemas que afectan a nuestro devenir cotidiano.

Vitaminas y minerales estratégicos

Las cerezas son ricas en vitaminas A y C, y cuentan con la presencia de minerales fundamentales para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, como son el fósforo, el calcio, el potasio y el magnesio. También nos aportan fitonutrientes, cuyo efecto antioxidante protege nuestras células contra este desgaste oxidativo, cosa que comporta minimizar el riesgo de enfermedades del corazón, y todos los problemas colaterales graves que pueden evolucionar a partir de un mal estado de nuestro músculo principal.

Múltiples beneficios, y algún peligro, de las cerezas / Foto: Albert Vilas
Múltiples beneficios, y algún peligro, de las cerezas / Foto: Albert Vilas

Antiinflamatorio

Uno de los atributos de las cerezas es que contienen antocianinas, unos pigmentos vegetales que repercuten favorablemente a nuestro organismo porque provoca un efecto antiinflamatorio, que puede ser muy útil para aligerar el dolor muscular después de la práctica intensa de ejercicio. Además, este efecto analgésico también puede tener un papel preponderante en la prevención de la rigidez arterial y la hipercolesterolemia. Este alivio del dolor también beneficia otras enfermedades de similares características, como son la artritis, la lumbago y la gota.

Eliminación de toxinas

El consumo de cerezas tiene tendencia a eliminar las sustancias tóxicas que se almacenan en algunos de los órganos clave para nuestro día a día, como son los casos del hígado y la vesícula biliar, imprescindibles para que nuestro cuerpo siga funcionando con normalidad.

Regulación del sueño

No siempre es fácil dormirse, aunque se tenga sueño a la hora de meterse en la cama. Parece una contradicción, pero nos suele pasar más de lo que querríamos. Para estos casos, las cerezas pueden convertirse en nuestras grandes aliadas, ya que contienen una sustancia denominada melatonina, que es una hormona producida por la glándula pineal y la responsable de regular los ciclos del sueño. Una aliada inestimable para tener el descanso apropiado y levantarnos mañana como nuevos. También se considera que el consumo de cerezas contribuye a la regulación del sistema inmune, por lo cual también estaría relacionado directamente con una mejora sustancial del equilibrio de nuestro sistema endocrino.

La cantidad límite de cerezas al día

Como hemos anunciado al principio, comer muchas cerezas puede influir negativamente a nuestra salud. Por eso es recomendable no abusar y coger como máximo al día el equivalente a una taza, es decir, unas 15 cerezas al final de la jornada. Consumir más de los recomendados puede producir diarrea, hinchazón y en algunos casos rampas. De esta manera, hace falta aflojar ante la tentación y regular el consumo como hacemos con tantos otros productos.