La gastronomía nos ofrece placeres inmensos y realmente deliciosos. Algunos de estos son además saludables o no perjudican sustancialmente nuestra salud. En cambio, hay otros disfrutes que son peligrosos para nuestro organismo. De este último bloque, hay dos tipos: aquella fruición de la que eres consciente de que no es positivo, por ejemplo la bollería industrial o las golosinas. Pero hay otros placeres que nos apasionan, pero que podrían resultar negativos para nuestro cuerpo. Y uno de estos casos es el hecho de chupar las cabezas de las gambas. A continuación te explicamos por qué.

Chupar las cabezas de las gambas: ¿sí o no?

Para los amantes del marisco, en una mesa no puede faltar un buen plato de gambas, cigalas, langostinos u otros crustáceos y uno de los grandes placeres es succionar las cabezas de esta maravilla del mar. ¿Te imaginas no poder hacerlo con unas buenas gambas de Palamós? Pues resulta que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la Agencia Española en Seguridad Alimentaria (AECOSAN) y la Organización de Consumidores (OCU), desaconsejan chupar la cabeza de los crustáceos por el alto contenido en cadmio que contienen.

¿Tenemos que dejar de chupar las cabezas de las gambas? / Foto: Pixabay

Razones y consejos: alternativas de cara a la Navidad

El cadmio es un metal pesado que se acumula en las vísceras de los crustáceos, principalmente en el hígado y páncreas que tienen en la cabeza y es gravemente perjudicial a nuestra salud. La acumulación de cadmio en el cuerpo humano tarda entre 10 y 30 años en eliminarse y puede provocar disfunciones renales, osteoporosis e incluso cáncer. La advertencia en la que hacen referencia las autoridades es una recomendación de la Agencia de Salud Alimentaria, pero no es de ahora, sino del año 2011. Y, doce años después, el riesgo continúa presente y no ha habido ningún cambio al respecto.

El problema mayor con este asunto llega cuando caen las fechas de Navidad. Pero, por suerte, no todo es marisco en estas fechas. Probablemente, los menús especiales que se prepararon también incluyen pescados que, como muchos otros alimentos, pueden contener otros metales pesados como el mercurio. En concreto el mercurio, es altamente tóxico y afecta al sistema neurológico del feto y de niños en desarrollo. Las especies con mayor contenido en este metal son los grandes peces depredadores como el emperador o pez espada, el atún rojo, los siluros o el malicioso. Referente eso, los expertos en nutrición recomiendan que, para no superar la exposición semanal tolerable a este metal, se tiene que controlar su consumo en grupos de riesgo, es decir, en mujeres embarazadas o en lactancia, así como en los menores de 10 años.