El olor a pies es algo que todos hemos experimentado alguna vez, pero ¿por qué en muchas ocasiones su aroma nos recuerda al del queso? La respuesta tiene una base científica muy curiosa y ha sido explicada recientemente en un vídeo de Catalunya Ràdio, donde el dermatólogo Miquel Casals desvela la relación entre ambos olores. Según el experto, todo se debe a ciertas bacterias que proliferan en los pies sudados. Cuando los pies están encerrados en un ambiente cálido y húmedo, como dentro de un zapato durante horas, estas bacterias encuentran el escenario perfecto para multiplicarse. Durante su metabolismo, generan una serie de compuestos químicos que son los responsables del mal olor. Lo más sorprendente es que algunos de estos compuestos son exactamente los mismos que producen las bacterias que fermentan ciertos quesos.

¿Por qué los pies huelen a queso?

Uno de los principales responsables de este curioso fenómeno es el ácido isovalérico, una sustancia que se encuentra en ambos procesos. Este compuesto es producido por bacterias del género Brevibacterium, que se encuentran tanto en la piel humana como en la superficie de quesos curados como el Limburger o el Munster. El resultado es un olor fuerte y penetrante, que puede recordar al de un queso madurado.

El queso azul tiene un olor intenso / Foto: Unsplash
El queso azul tiene un olor intenso / Foto: Unsplash

Pero las similitudes no terminan ahí. Otros compuestos generados en los pies sudados, como ciertos ácidos grasos y compuestos azufrados, también están presentes en la fermentación de algunos quesos, lo que refuerza aún más la conexión entre ambos aromas. Así, aunque el origen sea completamente diferente, la química detrás del olor es muy similar.

 

 

Para evitar que los pies desprendan este olor tan característico, es importante mantener una buena higiene y controlar la humedad. Lavar los pies a diario con agua y jabón, secarlos bien (especialmente entre los dedos) y utilizar calcetines transpirables de algodón o lana pueden marcar la diferencia. También es recomendable alternar los zapatos para permitir que se aireen y evitar que las bacterias encuentren un ambiente ideal para reproducirse.

Uno de los principales responsables de este curioso fenómeno es el ácido isovalérico

La próxima vez que alguien diga que sus pies huelen a queso, puede que no esté tan equivocado como parece. La ciencia demuestra que hay una relación real entre ambos olores, aunque uno provenga de una fermentación controlada y el otro de una proliferación bacteriana en la piel. Un fenómeno curioso que, aunque no siempre agradable, tiene una explicación fascinante.