Los hay que suenan y lo que son más discretos. Los que se escapan y te ponen la cara colorada y los que esperan pacientes a que los sueltes. Los que llegan y se van y los que se quedan y producen molestias. Y, como no, los que huelen y los que no. Sí, hoy hablamos de pedos. Y es que el nutricionista Xevi Verdaguer ha desvelado en una reciente entrevista la clave de por qué unos pedos huelen y otros no. Una pregunta que seguro que te llevabas haciendo años y por fin va a encontrar respuesta.
¿Por qué algunos pedos huelen y otros no?
Aunque suene demasiado escatológico, un experto podría obtener mucha información sobre tu menú habitual solo oliendo tus pedos. Y esto es debido a que su olor varía dependiendo de tu alimentación. “Todas las frutas, las verduras y las legumbres, en general todos los hidratos de carbono, fermentan en la primera parte del colón y producen unos gases que se llaman hidrógeno, CO₂ y metano. Estos gases no huelen mal y salen a más velocidad”, explica Xevi.
Si en tu caso esos gases huelen es porque has comido algo más, en concreto algo de proteína. “Si metes proteínas, estas fermentan por el trabajo de unas bacterias. Cuantas más proteínas consumas, estas bacterias crecerán más”. Y es que, en nuestro intestino habitan muchísimas bacterias diferentes, cuya cantidad está determinada por los alimentos que consumes, porque cada una de estas familias se ocupa de digerir un alimento.
En concreto, las que ayudan a que se digieran las proteínas (carne, huevos…) “crean ácido sulfúrico, que sí produce mal olor y salen a menos velocidad. Estos gases no pasan desapercibidos porque sí se dejan notar”, detalla el nutricionista. De hecho, el que huelan como huevos podridos se debe al azufre que se genera en esa digestión. “Son estas bacterias las que te llevan por el camino de la amargura”, sentencia Xevi y recuerda que “la gente vegetariana y vegana tienen más diversidad de bacterias buenas y más pedos sin olor”.
¿Hay solución?
Con esta revelación seguro que te estás enfrentando a un gran dilema, ya que parece que ahora tienes que elegir entre tener muchos gases que no huelen o tener menos pero que apestan. La solución no pasa por dejar de comer carne, simplemente por equilibrar la dieta. Cuanto más variado sea nuestro menú, más colonias de bacterias tendremos preparadas para digerir nuestros alimentos. Al trabajar todas de forma conjunta no solo se reduce su carga de trabajo, también las posibilidades de que unas familias crezcan más que otras y generen problemas (mucho más allá de pedos olorosos).
Esto también ayuda a entender por qué hay gente a la que les dan más gases ciertos alimentos que a otras. Uno de los mejores ejemplos son las legumbres. Hay quienes aseguran que si se toman un plato de lentejas se sienten hinchadas y sufren con tanto gas, mientras que otras no parecen ni inmutarse. La clave son esas bacterias. Si comes muchas legumbres, tendrás una familia de bacterias “digiere legumbres” abundante y fuerte. Por eso, cuando te zampas un cocido se ponen a trabajar de forma efectiva y generan los gases justos y necesarios. Si, por el contrario, las legumbres no forman parte de tu dieta, ese plato de cocido será más complicado de digerir y se generan más molestias y más gases. Así pues, cuantos más alimentos diferentes incluyamos en nuestra dieta, más sanos y fuertes estaremos y también más tranquilos haremos las digestiones, sabiendo que no vamos a apestar con ese pedo que se escapa de repente.