Optar por el trigo sarraceno en lugar de la quinoa puede ser un paso positivo hacia la sostenibilidad y la mitigación del cambio climático. Uno de los motivos principales es que el trigo sarraceno puede cultivarse de manera local en muchas partes del mundo, incluyendo Europa, Asia y América del Norte, mientras que la quinoa, aunque rica en nutrientes y con numerosos beneficios para la salud, se produce principalmente en regiones específicas de América del Sur, como los Andes de Perú y Bolivia. Esto significa que elegir el trigo sarraceno puede reducir las emisiones de carbono asociadas con el transporte de alimentos, favoreciendo una alimentación de proximidad, clave para reducir la huella ecológica.

Cambiar la quinoa por el trigo sarraceno

La cercanía de los alimentos reduce significativamente el impacto medioambiental. Los alimentos que se cultivan y consumen localmente no requieren transportes de larga distancia, que suelen implicar el uso de combustibles fósiles en barcos, aviones y camiones. En el caso de la quinoa, que a menudo recorre miles de kilómetros antes de llegar a mercados de Europa y Norteamérica, su huella de carbono es considerablemente mayor que la del trigo sarraceno cultivado localmente. Al disminuir la demanda de productos como la quinoa en regiones fuera de su zona de producción, también se reduce la presión sobre el uso de recursos en estos lugares, permitiendo prácticas agrícolas menos intensivas y sostenibles en su lugar de origen.

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Trigo sarraceno / Foto: Unsplash

Además de su capacidad para reducir el impacto del transporte, el trigo sarraceno tiene otras ventajas medioambientales. Es una planta resistente, capaz de crecer en suelos pobres y en climas fríos, y se adapta bien a diferentes tipos de suelo y altitudes. Esta resiliencia permite que se cultive sin necesidad de fertilizantes o pesticidas intensivos, lo cual disminuye el impacto ecológico en comparación con cultivos que requieren mayores insumos para obtener buenos rendimientos. El trigo sarraceno también es una planta que, al florecer rápidamente, puede proteger el suelo de la erosión y mejorar la biodiversidad local al proporcionar alimento a insectos polinizadores.

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Variedades de quinoa / Foto: Unsplash

Además, optar por productos de proximidad como el trigo sarraceno fortalece la economía local y apoya a los agricultores de la zona, lo cual es crucial para promover prácticas de agricultura sostenible a largo plazo. La demanda de alimentos locales genera incentivos para que los productores mantengan prácticas respetuosas con el medio ambiente, que contribuyan a una menor degradación del suelo y fomenten un ecosistema agrícola más diverso y autosuficiente.

Optar por productos de proximidad como el trigo sarraceno fortalece la economía local

Elegir el trigo sarraceno en lugar de la quinoa en regiones donde este cereal puede cultivarse localmente no solo tiene beneficios ecológicos directos, sino que también envía una señal sobre la importancia de la proximidad y sostenibilidad en la alimentación. En conjunto, esta decisión permite reducir la huella de carbono, proteger los ecosistemas locales y apoyar una agricultura más respetuosa con el medio ambiente.