El mango es uno de los imprescindibles de las tostadas, las ensaladas y los batidos durante los últimos años, especialmente durante el verano. Sin embargo, aunque es un fruto delicioso y nutritivo, quizás ha llegado el momento de replantearnos nuestro amor incondicional por él. ¿Quieres saber por qué? ¡Sigue leyendo y descubre las razones por las cuales tendrías que dejar de comer mango ahora mismo!

Tienes que hacer un cambio urgente en tus ensaladas: di adiós al mango

Hace justo unas décadas, el mango era un alimento desconocido para la mayor parte de la población europea, pero hoy en día disfruta de gran popularidad: se unta en las tostadas, se añade a las ensaladas, se sirve con el salmón, acompaña el sushi… Su versatilidad culinaria, junto con sus saludables propiedades nutricionales —contiene vitamina C y A, es rico en fibra y ayuda a reducir el colesterol malo en la sangre—, lo han convertido los últimos años en la fruta de moda.

Mango fruta alimentos / Foto: Pixabay
El mango tiene cada vez más presencia en ensaladas, tostadas y otros platos / Foto: Pixabay

La mayor parte de los mangos que llegan a los supermercados catalanes son importados de países como el Brasil, la India o Tailandia. Eso compuerta enormes costes energéticos y de transporte, que contribuyen significativamente a la emisión de gases de efecto invernadero. Se calcula que el transporte aéreo de fruta tropical genera hasta 1,3 kg de CO₂ por cada kilogramo de producto, un coste ecológico que se acumula a lo largo de toda la cadena de suministro. Además, el cultivo del mango a menudo implica un consumo de agua desmesurado. Por ejemplo, se necesitan aproximadamente 1.200 litros de agua para producir solo un kilogramo de mangos, un recurso que a menudo se toma de regiones con déficits hídricos. Esta explotación intensiva puede conducir a la degradación de los ecosistemas locales y a problemas graves para las comunidades que dependen del agua para otras actividades.

Productos locales versus importados

Explicaba la cocinera Ada Parellada en un artículo de opinión en La Gourmeteria que “hemos vivido tres décadas de deslumbramiento con las cocinas foráneas y cuando todos tenemos la despensa rebosante de leche de coco, salsa Hoisin, ají y alga Nori, eso ya no mola y tenemos que ir a casa los abuelos a rescatar aquellas picadas, los sofritos y la cocina del chup-chup”. Todo vuelve, dice, y para que todo vuelva hay que dejar salir antes de entrar. El mango, por muy de moda que esté, no forma parte de la tradición culinaria catalana. Incorporarlo de manera masiva en nuestra dieta supone desplazar ingredientes que sí que son típicos y sostenibles. Además, adoptar hábitos de consumo que respeten el medio ambiente también es una manera de conectar con la historia y la cultura de nuestra tierra.

El mango, por muy de moda que esté, no forma parte de la tradición culinaria catalana. Incorporarlo de manera masiva en nuestra dieta supone desplazar ingredientes que sí que son típicos y sostenibles

Catalunya tiene una larga tradición en la producción de fruta y verdura de proximidad, con opciones que son más sostenibles y adecuadas a nuestro clima. Frutas como la manzana, la pera o el melocotón pueden ofrecer alternativas sabrosas y de temporada para sustituir el mango a las ensaladas. Optar por productos locales no solo reduce la huella de carbono, sino que también contribuye a la economía local y a mantener vivo el tejido agrícola del territorio. Aunque el mango pueda parecer un ingrediente atractivo, su consumo conlleva graves consecuencias para el medio ambiente y el patrimonio local. Sustituirlo por frutas de proximidad no solo es una opción más sostenible, sino también una apuesta por el futuro de nuestras tierras. Por el bien de todos, pensemos antes de poner un mango en nuestra ensalada.