Las bayas han sido reconocidas durante años por sus beneficios para la salud, pero recientemente la ciencia ha puesto el foco en un aspecto específico: su impacto en la presión arterial. Un estudio de Harvard, basado en el seguimiento de más de 100.000 mujeres durante una década, reveló que aquellas que consumían mayores cantidades de antocianinas (los pigmentos presentes en arándanos, fresas y otras bayas) tenían un 8 % menos de riesgo de desarrollar hipertensión. Lo más sorprendente es que este beneficio se obtenía con apenas 6 fresas o 11 arándanos al día.

Comer los arándanos con yogur es un error

Para despejar dudas sobre si otros factores del estilo de vida podían influir en los resultados, los investigadores del estudio llamado Daily Blueberry Consumption Improves Blood Pressure (El consumo diario de arándanos mejora la presión arterial) ajustaron variables como el consumo de cereales integrales, fibra, sal, hábitos de ejercicio y tabaquismo. A pesar de ello, los efectos positivos de las bayas se mantuvieron intactos, lo que reforzó la hipótesis de que su impacto en la presión arterial es real. Un ensayo clínico aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo confirmó estos hallazgos. Durante ocho semanas, las mujeres que consumieron aproximadamente una taza de arándanos al día experimentaron una reducción significativa en su presión arterial, pasando de 138/80 a 131/75. En contraste, el grupo placebo, que ingirió un polvo sin propiedades reales de arándanos, no mostró cambios fundamentales.

Una taza de arándanos al día reduce la presión arterial / Foto: Unsplash
Una taza de arándanos al día reduce la presión arterial / Foto: Unsplash

Intrigados por estos resultados, los científicos probaron duplicar la dosis a dos tazas diarias, pero el efecto no se intensificó. Esto sugiere que una taza puede ser la cantidad óptima, aunque faltan estudios para determinar si cantidades menores podrían también ser efectivas. Si bien las bayas demostraron su eficacia cuando se consumían con agua, los estudios encontraron un resultado sorprendente cuando se mezclaban con lácteos. En las investigaciones, donde los arándanos se consumieron con yogur o leche desnatada, los beneficios desaparecieron por completo.

Cuando las fresas se mezclan con nata desaparecen sus beneficios / Foto: Unsplash
Cuando las fresas se mezclan con nata desaparecen sus beneficios / Foto: Unsplash

Esta inhibición también se observó en la absorción de fitonutrientes de las fresas. Al mezclar fresas con agua, los antioxidantes aumentaban significativamente en el torrente sanguíneo. Sin embargo, al combinarlas con nata o leche, la cantidad de antioxidantes absorbidos se reducía drásticamente.

La leche entera es la que más bloquea estos nutrientes, posiblemente debido a la grasa que contiene

Los investigadores creen que esta interferencia se debe a la interacción entre las antocianinas y las proteínas de la leche. Curiosamente, la leche entera es la que más bloquea estos nutrientes, posiblemente debido a su contenido en grasa, lo que sugiere que no solo las proteínas juegan un papel en este proceso. Los estudios son claros: las bayas pueden ayudar a reducir la presión arterial, pero su efectividad depende de cómo se consuman. Para obtener el mayor beneficio, lo ideal es ingerirlas solas o con agua, evitando mezclarlas con lácteos. Este descubrimiento nos recuerda que no solo importa qué comemos, sino también cómo lo combinamos.