Muchos no conciben empezar el día sin una taza de café, pero tomarlo justo al despertarse puede no ser la mejor idea. El creador de contenido @alinvergara lo explica en una entrevista publicada en su cuenta de Instagram, donde señala que hay al menos cuatro claves importantes para entender el impacto del café en nuestra salud. Lo primero que destaca es que numerosos estudios científicos relacionan su consumo con beneficios como mayor longevidad y menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes o incluso ciertos tipos de cáncer. El café, tomado correctamente, puede ser una herramienta aliada para el bienestar. Sin embargo, lo importante es el cómo y el cuándo. Y ahí es donde muchas personas fallan sin saberlo. Tomarlo nada más levantarnos, con el estómago vacío y en los primeros minutos del día, puede tener efectos negativos que suelen pasar desapercibidos, pero que con el tiempo pueden afectar tanto a nivel digestivo como hormonal.
Por qué es malo tomar café justo después de despertarte
Uno de los errores más comunes es beber café antes incluso de desayunar. Según @alinvergara, esto es perjudicial porque el café estimula la producción de ácido gástrico, y si el estómago está vacío, ese ácido puede dañar el revestimiento interno, provocando molestias como acidez, inflamación o incluso gastritis si se convierte en un hábito. Además, recomienda siempre elegir café preferiblemente ecológico, ya que contiene menos pesticidas y su sabor y propiedades se conservan mejor. El segundo gran error, y quizás el más desconocido, es tomar café justo al despertarse. Cuando nos levantamos, los niveles de cortisol, la hormona del estrés, están en su punto más alto. Si en ese momento introducimos cafeína en el cuerpo, no solo aumentamos la posibilidad de sentir nerviosismo o ansiedad, sino que también nuestro cuerpo se acostumbra a esa dosis de estimulación y genera tolerancia más rápidamente.

Debemos esperar entre una hora y una hora y media para tomar el primer café desde que despertamos
Por eso, lo ideal es esperar entre una hora y una hora y media desde que nos despertamos antes de tomar la primera taza. De este modo, permitimos que el cuerpo regule de forma natural sus niveles de cortisol y aprovechamos el café en el momento en que realmente puede aportarnos energía de forma más equilibrada. Lejos de ser un enemigo, el café puede formar parte de una rutina saludable si se consume con consciencia. El secreto no está solo en el qué, sino también en el cuándo.
Este pequeño cambio en la rutina puede marcar una gran diferencia en cómo nos sentimos durante el día. Muchas personas creen que necesitan café de inmediato para “despertar”, pero en realidad, el cuerpo ya tiene su propio mecanismo natural de activación a través del cortisol. Si respetamos ese proceso y retrasamos un poco la cafeína, es probable que sintamos menos fatiga más adelante, evitemos el famoso bajón de media mañana y mejoremos incluso la calidad del sueño a largo plazo. Escuchar lo que necesita nuestro cuerpo es, al final, la mejor forma de cuidarlo.