En Catalunya, el día de Sant Esteve es casi tan importante como el propio día de Navidad. Es una fecha en la que las familias se reúnen nuevamente alrededor de la mesa, y el plato estrella, que nunca falta, son los canelones. Aunque este plato está firmemente arraigado en la cultura catalana, sus orígenes no son locales, sino que tienen una curiosa conexión con Francia, concretamente con la ciudad de París.

¿Por qué se comen canelones en Catalunya por Sant Esteve?

La costumbre de preparar canelones en Sant Esteve tiene su origen en el siglo XIX, cuando este plato fue introducido en Catalunya gracias a la influencia de los cocineros italianos que trabajaban en restaurantes de lujo en París. Por aquel entonces, París era el epicentro de la gastronomía europea y muchas familias adineradas catalanas enviaban a sus cocineros a formarse en las prestigiosas cocinas parisinas.

Canelones, creatividad en la cocina
Canelones, creatividad en la cocina / Foto: Unsplash

En estas cocinas, los canelones, originalmente de origen italiano, se habían convertido en un plato sofisticado y popular. Los cocineros catalanes adoptaron la receta y, al regresar, la adaptaron con ingredientes locales, como la carne asada sobrante de las celebraciones navideñas, creando una versión única que pronto se convirtió en un clásico en los hogares catalanes.

Sant Esteve tenía la tradición de acoger a los familiares que vivían lejos

La tradición de comer canelones el día de Sant Esteve tiene una explicación práctica y cultural. Después del opulento banquete de Navidad, donde se suelen servir platos como escudella i carn d’olla, rustidos o capones rellenos, quedaban numerosas sobras de carne. Para no desperdiciar comida, las amas de casa idearon una forma de aprovechar estos restos: los picaban, los mezclaban con bechamel y los rellenaban en láminas de pasta, creando unos canelones deliciosos que luego se gratinaban con queso.

1455
Canelones caseros / Foto: Unsplash

Sant Esteve, siendo un día festivo en Catalunya, también tenía la tradición de acoger a los familiares que vivían lejos y no podían regresar a casa el día de Navidad. Por ello, se necesitaban platos fáciles de preparar con antelación y que sirvieran para alimentar a grandes grupos. Los canelones se ajustaban perfectamente a esta necesidad. Hoy en día, los canelones de Sant Esteve siguen siendo un símbolo de la cocina catalana y de su habilidad para combinar creatividad y aprovechamiento. Aunque las recetas actuales incluyen carne fresca, espinacas, pescado o incluso versiones vegetarianas, la esencia de la tradición se mantiene intacta. Así, cada 26 de diciembre, los catalanes no solo disfrutan de un plato delicioso, sino que honran una historia que conecta la creatividad de la cocina local con influencias internacionales. Una tradición que, generación tras generación, sigue gratinándose al calor de los hogares catalanes.