El efecto halo es un sesgo cognitivo que ocurre cuando una característica positiva de una persona, objeto o situación influye en nuestra percepción general de ese ente, llevándonos a evaluar otras características de manera más favorable, aunque no estén relacionadas. Este fenómeno se puede observar en diversos ámbitos, como la percepción de la belleza, las decisiones laborales y, de manera particular, en la alimentación. En el contexto de la comida, el efecto halo puede afectar nuestras elecciones alimentarias, influyendo en lo que comemos y en cómo percibimos la calidad de ciertos productos.

El efecto halo

Uno de los ejemplos más comunes del efecto halo en la alimentación es la tendencia a considerar que los alimentos etiquetados como "saludables" son, en general, mejores para la salud, sin analizar sus componentes de manera crítica. Por ejemplo, cuando un alimento es etiquetado como "orgánico", "bajo en grasa" o "sin azúcar", es probable que las personas asuman que todo lo que contiene ese producto es saludable. Sin embargo, esto no siempre es cierto. Un producto bajo en grasa puede tener altos niveles de azúcar o sodio, lo que puede contrarrestar cualquier beneficio que ofrezca por ser bajo en grasa. Aun así, el efecto halo hace que los consumidores lo perciban como más sano en general.

El efecto halo influye en las decisiones de compra / Foto: Unsplash

Esta influencia del efecto halo en nuestras decisiones alimentarias puede llevarnos a consumir más de lo que deberíamos. Cuando creemos que un alimento es saludable, tendemos a comer mayores cantidades, ya que sentimos que estamos haciendo una elección beneficiosa. Este comportamiento puede llevar a un aumento en el consumo calórico total, lo que no necesariamente se traduce en una dieta más equilibrada o beneficiosa para la salud. Por ejemplo, las personas pueden comer grandes porciones de alimentos como barras de cereales o productos "libres de gluten", bajo la creencia de que son opciones saludables, cuando en realidad pueden contener azúcares añadidos o grasas poco saludables.

Efecto halo / Foto: Unsplash

El efecto halo puede llevarnos a consumir más de lo que deberíamos

Además, el marketing alimentario se aprovecha del efecto halo para influir en las decisiones de los consumidores. Las empresas utilizan palabras clave como "natural", "artesanal" o "sostenible" en los envases de sus productos para generar una percepción positiva general, aunque estos términos no siempre garanticen un beneficio real para la salud o el medio ambiente.

Como ves, el efecto halo tiene un impacto significativo en lo que comemos, ya que nos lleva a tomar decisiones basadas en percepciones generales positivas, sin examinar críticamente el valor nutricional real de los alimentos.