Los palitos de merluza han sido sin lugar a dudas protagonistas de las comidas y las cenas de muchos niños durante mucho tiempo. De hecho, hace algunos años se emitía un anuncio por televisión en el que el insigne Capitán Pescanova subía a su barco a un pequeño grumete.
Los palitos de merluza son un producto ultracongelado en el que la presencia de pescado queda reducido a un 35%. En el caso de las varitas, algunas marcas alcanzan el 50%. Sin embargo, contienen una lista interminable de ingredientes perjudiciales entre los que se incluyen harinas refinadas de trigo, aceites vegetales como el de girasol, almidón modificado de maíz y azúcar. Toda una ristra de sustancias prescindibles que convierten un alimento con pescado en un perfecto ultra procesado, con todo lo que conlleva. Nada que ver con un filete de merluza o un lenguado.
La cosa no acaba aquí. Este tipo de alimentos acaban desvirtuando el sabor del pescado y alejamos a los niños de los verdaderos sabores de los alimentos. Enseñamos a los más pequeños a que el pescado o la carne (en el caso de los nuggets de pollo) va rebozada y, además, se suele acompañar de de salsas tipo mayonesa o ketchup. Así es muy difícil que se animen a probar el pescado tal y como es.
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Este tipo de alimentos acaban desvirtuando el sabor del pescado y alejamos a los niños de los verdaderos sabores de los alimentos
Los alimentos rebozados, en los que se utiliza la harina de trigo y que incluyen un alto porcentaje de almidón, traen aparejado otro potencial peligro: la formación de acrilamida. Este compuesto tóxico y potencialmente carcinógeno aparece cuando sometemos algunos productos a procesos de fritura, horneado o tostado a temperaturas elevadas. Ocurre cuando nos pasamos a la hora de preparar unas tostadas o cuando freímos demasiado unas croquetas, un san jacobo o los propios palitos de merluza.
Por esta razón, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (Aesan) lanzó una campaña para evitar una sobreexposición a esta sustancia. La agencia, basándose en el principio de precaución, recomendaba no freír alimentos como las patatas por encima de 175 grados o no cocinar los alimentos en exceso hasta el punto de dorarse demasiado. De hecho, el lema que utilizaron era: "Elige dorado, elige salud".
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En definitiva, si le añadimos que la inmensa mayoría están pensada para hacerse fritas, no sería un producto recomendable, y muchísimo menos en niños que son sus principales destinatarios, no sería un artículo a incluir en la cesta de la compra. Está muy lejos de ser un alimento natural y como hemos apuntado previamente, también estamos condicionando mucho el proceso de aprendizaje de los más pequeños respecto a los alimentos y la gastronomía en general.