Si hay un plato que vuelve locos a los más pequeños de la casa, este es, sin duda, la pasta. Una receta que incluso consigue frenar el llanto de un niño. Quien no ha oído nunca la clásica frase del padre o la madre diciendo "si te portas bien, hoy comeremos pasta", no falla. Para los niños es sinónimo de comer algo buenísimo y alegre, y funciona casi como un premio. Además, los ingredientes quedan en un segundo plano; es igual si es boloñesa o queso, lo importante para los niños es que es pasta. Lo mejor de todo es que, siendo uno de los platos preferidos de los más pequeños, es muy beneficioso para su nutrición y, dicen los expertos, que tiene que estar contemplado dentro de una dieta equilibrada.
La pasta y sus beneficios para los niños y niñas
Los niños necesitan energía, por eso, y gracias a sus hidratos de carbono, la pasta es perfecta por esta razón, siendo al mismo tiempo muy nutritiva. Además, es buena para fortalecer el sistema nervioso a causa de las vitaminas del tipo B que tiene. También aporta vitaminas de tipo E. Estas vitaminas repercuten en la cura de las arterias o en la piel que permanecerá más nutrida. La pasta es rica en fibra y baja en grasa. Hoy día es más frecuente de lo que se piensa, que los niños consuman alimentos poco saludables y vacíos, como es el caso de la bollería industrial u otros alimentos, que aportan, además de grasa extra, colesterol.
Comer un plato de pasta es una cosa que a los niños les encanta siempre y esta, acompañada con los ingredientes adecuados, favorecerá el sistema digestivo, controlará los niveles de colesterol y los saciará de manera saludable. Con el consumo de este alimento, los niños podrán enfrentarse a las actividades con la energía que necesitan para correr, saltar o estudiar. Además, son hidratos complejos, los buenos, es decir, no de azúcares, sino de almidón.
Una razón científica desconocida
Como es un alimento de granulometría (distribución de tamaño) muy reducida y fácil de masticar, favorece la transición del niño hacia alimentos sólidos. En bebés, de 6 a 8 meses, es recomendable dar pasta a las papillas, las cuales tienen que ser de consistencia espesa o bien escoger fideos pequeños del tipo soperos o hasta como cabello de ángel. De 9 a 12 meses es recomendable darles fideos soperos pequeños.
Por último, una evidencia científica más desconocida es el hecho de que el estómago de un niño es más pequeño y, a pesar de la edad prematura, saben escuchar su cuerpo y parar cuando están saciados. Por eso, ellos siempre quieren comer los alimentos que les proporcionan la energía que necesitan y esta la obtienen de la pasta, un plato que les permite reconocer y parar de comer más cuando llenan el depósito, a diferencia de lo que podría ocurrir, por ejemplo, con la verdura, plato con el que no desarrollan esta habilidad.