Si hay una receta de pasta casera fácil y deliciosa que puedes hacer una y otra vez sin cansarte, esa es la de los ñoquis de patata a la sal con pesto desgrasado de emmental. Esta versión es un poco distinta, y reinventa un clásico italiano con una técnica sencilla, que da como resultado unos ñoquis esponjosos y llenos de sabor.
La receta fácil de pasta de Jordi Cruz
El secreto de estos ñoquis está en la cocción de la patata a la sal, que intensifica su sabor y permite que la masa tenga la textura perfecta. Para prepararlos, se necesitan 600 gramos de carne de patata cocida de esta manera. Una vez lista, se mezcla con 200 gramos de harina común, 2 yemas de huevo, 12 gramos de sal y un poco de pimienta negra para realzar el sabor.
La clave para que los ñoquis queden suaves y ligeros es no amasar demasiado la mezcla. Se trata de integrar los ingredientes hasta obtener una masa homogénea y manejable. Luego, se forman cilindros del grosor de un dedo, que se cortan en pequeñas porciones y se pueden marcar con un tenedor para darles la clásica forma rayada, que ayuda a que absorban mejor la salsa. Una vez formados, los ñoquis se cocinan en abundante agua con sal. El truco para saber cuándo están listos es simple: flotan en la superficie en apenas un par de minutos. Se sacan con una espumadera y se reservan mientras se prepara el pesto desgrasado de emmental, que es lo que le da un giro especial a esta receta.
El pesto tradicional suele llevar albahaca, ajo, piñones, queso y aceite de oliva
El pesto tradicional suele llevar albahaca, ajo, piñones, queso y aceite de oliva, pero en esta versión el protagonista es el emmental, un queso con un sabor suave y ligeramente dulce. Al ser desgrasado, aporta cremosidad sin hacer que el plato resulte pesado. Esta salsa se elabora batiendo el queso junto con un poco de agua de cocción de los ñoquis, lo que ayuda a obtener una textura sedosa sin necesidad de añadir nata o mantequilla.
Para servir, se mezclan los ñoquis con el pesto y se remueven suavemente para que se impregnen bien. Como toque final, se puede añadir un poco más de queso rallado, unas hojas de albahaca fresca y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Este plato es una combinación perfecta de sencillez y sofisticación, ideal tanto para una comida rápida como para sorprender a invitados. Su textura suave y su intenso sabor a patata y queso hacen que sea una receta imposible de olvidar incluso para aquellos paladares más exigentes.