Las judías con patata son uno de esos platos tradicionales que nunca pasan de moda. Sencillas, nutritivas y reconfortantes, esta receta ha estado presente en las mesas de muchas generaciones. Pero, como sucede con tantos platos caseros, las abuelas suelen tener un truco especial para llevar esta preparación al siguiente nivel. En este caso, el secreto está en añadir un ingrediente que no solo potencia el sabor, sino que también aporta beneficios nutricionales: el jamón serrano.
El ingrediente secreto de las judías con patatas
El jamón serrano no solo destaca por su sabor, sino también por su valor nutricional. Rico en hierro, magnesio, zinc, fósforo y calcio, también aporta vitaminas del grupo B (como la B1, B2, B3 y B6) y trazas de vitamina D. Este alimento tiene una ventaja adicional: una elevada proporción de grasas insaturadas, similares a las del aceite de oliva, con el ácido oleico como componente principal. Esto ayuda a reducir el colesterol malo y a aumentar el colesterol bueno. Además, su fácil digestibilidad lo convierte en una opción ideal para personas con problemas digestivos o en proceso de recuperación tras una cirugía.
El toque mágico en la receta
El truco consiste en incorporar el jamón serrano en el momento justo para que su sabor y textura se integren perfectamente en el plato. Al añadirlo, no solo se enriquece el guiso, sino que se consigue un contraste delicioso entre la suavidad de las patatas y judías y el toque salado y sabroso del jamón. Los ingredientes que necesitas son los siguientes:
- 500 gramos de judías verdes
- 3 patatas medianas
- 1 cebolla
- 100 gramos de jamón serrano
- 2 dientes de ajo
- Aceite de oliva
- Sal y una pizca de vinagre (opcional)
Lava las judías, corta las puntas y trocéalas. Pela las patatas y córtalas en trozos grandes. Cuece ambas en una olla con agua y sal durante 20 minutos. Escúrrelas y resérvalas. Pela y pica los ajos y la cebolla. En una sartén con aceite de oliva, sofríe los ajos hasta que se doren ligeramente. Añade la cebolla y cocina durante 5 minutos. Corta el jamón serrano en tiras y añádelo al sofrito. Cocina un par de minutos más. Incorpora las judías y las patatas al sofrito. Mezcla bien y, si lo deseas, añade un chorrito de vinagre para realzar los sabores.
Este truco de las abuelas convierte un plato cotidiano en una experiencia gastronómica llena de sabor y tradición. Al añadir el jamón serrano, no solo se mejora el gusto de las judías y las patatas, sino que se crea un equilibrio perfecto entre la sencillez de los ingredientes y la intensidad del jamón. El resultado es un plato que no solo alimenta, sino que también evoca recuerdos de la cocina familiar, donde los pequeños detalles marcan la diferencia.