La sinestesia es un fenómeno neurológico fascinante en el que la estimulación de un sentido involucra automáticamente otro. Aunque hay muchas formas de sinestesia, una de las más intrigantes es la sinestesia culinaria, donde las personas pueden experimentar sabores, sonidos o colores de una manera entrelazada y multisensorial. Pero, ¿a qué saben realmente los colores? Y, ¿qué otras maravillas explora la sinestesia culinaria?
A qué saben los colores
Para los cinestésicos, los colores pueden tener sabores específicos. Este fenómeno varía de una persona a otra, pero aquí hay algunos ejemplos comunes:
- Rojo: muchas personas con sinestesia reportan que el color rojo tiene un sabor a frutas rojas intensas como fresas o cerezas, o incluso a algo más picante como los pimientos rojos.
- Azul: el azul a menudo se asocia con sabores frescos y ligeros, como el arándano o la menta. Algunos incluso lo describen con un sabor acuoso y limpio, similar al pepino.
- Amarillo: este color vibrante puede ser percibido como cítrico, recordando el sabor de los limones o las naranjas. Otros lo pueden asociar con un sabor dulce, como la miel.
- Verde: el verde frecuentemente evoca sabores herbales o frescos como la menta, la albahaca, o incluso el pepino.
- Naranja: no es sorprendente que el naranja se relacione con el sabor de las naranjas, pero también puede evocar sabores de calabaza especiada o zanahorias.
Para los cinestésicos, los colores pueden tener sabores específicos
Sinestesia en la alta cocina
La sinestesia culinaria no solo es una curiosidad neurológica, sino que también ha inspirado a chefs y artistas culinarios a crear experiencias gastronómicas multisensoriales. Restaurantes de alta cocina a menudo diseñan platos que exploran la sinestesia, utilizando colores, texturas, sonidos y aromas para mejorar la experiencia gustativa.
- Platos visualmente impactantes: chefs como Heston Blumenthal han experimentado con la presentación visual de los platos para influir en cómo los comensales perciben los sabores. Por ejemplo, un plato azul puede ser percibido como más fresco o ligero.
- Música y sabor: algunos restaurantes han integrado música específica con ciertos platos. Se ha demostrado que ciertos tonos musicales pueden intensificar la dulzura o amargura percibida de los alimentos.
- Aromas complementarios: la difusión de aromas específicos mientras se consume un plato puede intensificar la experiencia del sabor. Por ejemplo, oler lavanda mientras se come un postre puede realzar las notas florales y dulces del plato.
Para los cinestésicos, cada comida puede ser una experiencia única e intensamente personal. La sinestesia no solo agrega una capa adicional de disfrute, sino que también puede influir en las preferencias alimentarias. Un cinestésico puede evitar ciertos colores en los alimentos porque los asocia con sabores desagradables, o buscar combinaciones de colores que les resulten especialmente placenteras. La sinestesia culinaria nos muestra que los sabores pueden ir más allá del paladar, involucrando una mezcla rica de sentidos. Desde los colores que pueden tener sabores específicos hasta las experiencias gastronómicas diseñadas para activar múltiples sentidos, esta fascinante intersección entre neurología y gastronomía abre nuevas puertas a cómo entendemos y disfrutamos la comida. La sinestesia nos recuerda que la percepción sensorial es profundamente personal y que el mundo culinario es un lienzo vasto y lleno de posibilidades.