Cuando vamos al supermercado o a la pescadería y compramos “anillas de calamar”, es muy probable que en realidad no estemos llevando calamar a casa. Así lo explica un científico marino en la cuenta de Facebook de @gastro.bio, donde advierte que la mayoría de las veces lo que se vende bajo ese nombre es, en realidad, pota. Aunque ambos moluscos pueden parecer similares a simple vista, hay diferencias claras que nos pueden ayudar a distinguirlos si prestamos atención. Conocer estos detalles no solo nos permite saber qué estamos comiendo realmente, sino también si el precio que pagamos es justo. Y es que la pota, aunque también comestible y útil en la cocina, es más barata y menos valorada desde el punto de vista gastronómico. Por eso, muchos comercios la venden como si fuera calamar, aprovechándose de que no todo el mundo sabe diferenciarlos.
Así puedes saber si te están vendiendo pota por calamar
Una de las principales pistas está en el color de la carne. La pota tiene un tono más rosado, mientras que el calamar es más blanquecino, algo que se puede notar incluso en productos ya cortados en anillas. Otro aspecto clave está en la forma de las aletas, que es donde más se aprecian las diferencias morfológicas. Las de la pota tienen una forma de corazón, son más cortas y anchas, mientras que las del calamar son alargadas y tienen una forma más romboidal, una pista clara si se vende el animal entero o en filetes. También hay que tener en cuenta el precio por kilo: la pota es más barata porque se captura en mayor cantidad y es menos apreciada en cocina, aunque eso no quiere decir que sea un mal producto.

Una de las principales diferencias es el color de la carne, la pota es más rosada
De hecho, la pota es ideal para ciertos platos. Por su textura más firme, se comporta muy bien en guisos que requieren cocciones largas, donde puede absorber los sabores del sofrito o del caldo sin perder su consistencia. El problema surge cuando se vende como calamar, y alguien la usa para preparar platos rápidos a la plancha o en fritura, donde puede quedar dura y gomosa. Por eso, saber identificarla es útil tanto para no pagar de más como para elegir la mejor receta.
Al final, como recuerda el experto que colabora con @gastro.bio, el conocimiento es clave para evitar engaños. Aprender a distinguir entre pota y calamar es una forma sencilla de consumir mejor, cocinar con más acierto y respetar nuestro bolsillo. Solo hace falta observar con un poco más de atención lo que compramos y hacer preguntas si tenemos dudas. Así podremos disfrutar de cada plato con la certeza de saber lo que realmente estamos comiendo.