Aunque solemos considerar al higo como una fruta, en realidad no lo es. El higo es una infrutescencia, es decir, un conjunto de pequeñas flores y semillas contenidas dentro de un tallo bulboso. Este detalle sorprendente revela una de las historias de coevolución más fascinantes de la naturaleza: la relación simbiótica entre los higos y las avispas de los higos, que resulta fundamental para su reproducción.
El higo no es una fruta y te contamos el motivo
¿Qué es una fruta?
Dentro del higo hay una pequeña cavidad conectada al exterior por una diminuta abertura llamada ostíolo. A través de este espacio entra la avispa reina, que poliniza las flores internas mientras deposita sus huevos. En el proceso, la reina pierde sus alas y antenas, y al final de su ciclo, muere dentro del higo, siendo digerida por este y proporcionando nutrientes.
Los huevos de la reina dan lugar a nuevas avispas, cuyas crías tienen roles específicos: las hembras recogen polen y abandonan el higo para repetir el ciclo en otro, mientras que los machos, sin alas, abren túneles para facilitar la salida de las hembras y mueren dentro del mismo higo. Este delicado equilibrio asegura tanto la reproducción de las avispas como la fertilización de los higos.
¿Comemos avispas al comer higos?
La respuesta depende del tipo de higo. Los higos comercialmente cultivados, como los de la variedad Ficus carica, suelen ser partenocárpicos, es decir, no necesitan polinización para desarrollarse y, por lo tanto, no contienen restos de avispas. Sin embargo, en los higos silvestres, que sí requieren polinización, es posible que queden pequeños restos de avispas dentro de la fruta.
El higo es un ejemplo vivo de la coevolución entre plantas y animales
La importancia del higo en la naturaleza
Más allá de su peculiar reproducción, los higos son vitales para muchas especies. Atraen animales como aves y monos, que se alimentan de ellos y dispersan sus semillas en sus excrementos, lo que permite que nuevos árboles germinen en otros lugares. Algunos higos, como el estrangulador, incluso crecen en las copas de otros árboles, enviando lentamente sus raíces al suelo hasta estrangular a su anfitrión y ocupar su lugar.
Más que un alimento, una obra maestra de la evolución
El higo no solo es un manjar, sino también un ejemplo vivo de coevolución entre plantas y animales. Su relación con las avispas es una de las historias más asombrosas de la naturaleza, un recordatorio de cómo las especies se adaptan y dependen entre sí para sobrevivir. La próxima vez que disfrutes de un higo, no solo estarás saboreando un delicioso alimento, sino también contemplando un pequeño milagro evolutivo.