Si eres de los que come en menos de 20 minutos, no mastica bien y no hace pausas entre bocados, seguramente estás comiendo demasiado rápido. Porque sí, hay un ritmo correcto para comer y lo marca la salud. La profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Cristina Bedmar, advierte de los riesgos que comporta la ingesta demasiado rápida de los alimentos.
Un hábito poco saludable
Comer alimentos demasiado rápido puede suponer un riesgo para la salud. Según Cristina Bedemar, este hábito puede derivar en malestar gástrico y provocar enfermedades vinculadas con el aumento de peso, como el sobrepeso o la obesidad. "El hecho de comer más rápidamente puede comportar comer más. No damos tiempo para que las señales de saciedad, que nos informan de que la ingesta es suficiente, lleguen a tiempo. Ingerimos más alimentos de los que realmente necesitamos, aumentando así el riesgo de incrementar el peso", explica Bedemar.
Cuando comemos deprisa, no masticamos lo bastante bien los alimentos en la boca y aumentemos el riesgo de ingerir trozos demasiado grandes que nos dificultan la respiración
Además, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el año 2022 se produjeron más de 3.500 muertes por atragantamientos accidentales. De estos, un 11% fueron por la ingesta de comida. Cuando comemos deprisa, no masticamos lo bastante bien los alimentos en la boca y aumentemos el riesgo de ingerir trozos demasiado grandes que nos dificultan la respiración. Además, si no nos tomamos el tiempo que toca para digerir la comida en la boca (porque la digestión empieza con la saliva, no en el estómago), aumentamos las probabilidades de tragar-nos alguna arista o hueso de un animal que nos pueda provocar atragantamiento o malestar en la barriga.
Consejos para comer mejor
Con el objetivo de mejorar los hábitos alimentarios y disfrutar de comidas más seguras, Cristina Bedemar nos da 6 consejos para comer mejor:
- Comer con cubiertos: los alimentos que se comen con las manos suelen ser de consumo rápido (bocadillos, hamburguesas, batidos...). Si comemos con los cubiertos nos aseguramos, de base, una comida más larga.
- Acompañar con alimentos crudos: la zanahoria o la manzana son dos buenos ejemplos; como son más duros, necesitamos más tiempo para masticarlos y, por lo tanto, nos tenemos que esforzar más.
- Evitar pantallas: si comemos, comemos. No podemos permitir que comer se convierta en un acto monótono. Es un momento que requiere atención y concentración.
- Comer acompañados: ayuda a tomar conciencia del momento y nos permite comer más poco a poco si explicamos cosas y hablamos con el resto.
- Evitar comer en el trabajo: evidentemente puedes comer en la oficina, pero no mientras trabajas. La comida tiene que ser un ítem aparte y tienes que evitar mezclarlo con otros ratos.
- Planifica: es la mejor manera de tomar conciencia de las comidas. Planifica con antelación, por poca que sea, qué comerás y dónde.