En la era de las redes sociales, es cada vez más difícil distinguir la realidad de la ficción, y el mundo de la comida no es una excepción. El snackfishing es el nuevo fenómeno que ha conseguido engañar a miles de personas en internet, haciéndoles creer en la existencia de snacks que en realidad nunca han estado a la venta. Un ejemplo claro de este engaño es la famosa kétchup transparente de Heinz, que en noviembre de 2023 se volvió viral gracias a un vídeo de apenas nueve segundos en el que un usuario mostraba una botella de kétchup completamente transparente en la estantería de un supermercado. La reacción fue inmediata: millones de personas compartieron la imagen, los medios publicaron titulares sobre el supuesto nuevo producto y cientos de consumidores salieron en su búsqueda. Sin embargo, el kétchup nunca existió. Todo fue obra de un joven británico de 28 años llamado Benji, quien, con una botella vacía, un poco de gel para el pelo y una impresora, logró engañar a toda una comunidad digital.
Los engaños sobre alimentos que te has tragado
Benji es el creador de la cuenta de Instagram UK Snack Attack, donde publica imágenes de supuestos nuevos snacks que en realidad han sido creados digitalmente o manipulados de manera artesanal. Desde Oreos de mantequilla hasta Pringles con sabor a helado, pasando por Coca-Cola de menta y Haribo con forma de pepinillo, las creaciones de Benji han conseguido confundir incluso a los consumidores más escépticos. Su afición por los snacks poco convencionales comenzó en la universidad, cuando él y sus compañeros buscaban sabores extraños de Fanta importados. Con el tiempo, empezó a compartir sus hallazgos en Instagram, y con la llegada de la cuarentena, decidió llevar su afición un paso más allá: empezó a fabricar sus propios snacks falsos.

El snackfishing se convirtió en su marca personal. Mediante el uso de Photoshop y etiquetas diseñadas a mano, Benji comenzó a colocar sus invenciones en las estanterías de los supermercados y a grabarse mientras las “descubría”. Aunque al principio su familia y amigos no entendían su obsesión, su éxito en redes sociales les hizo cambiar de opinión. Con el tiempo, alcanzó cientos de miles de seguidores y empezó a añadir advertencias a sus publicaciones para evitar que la gente se sintiera engañada. A pesar de que algunas marcas le han enviado notificaciones legales para que deje de compartir información filtrada sobre productos reales, él sigue disfrutando de su hobby sin intención de monetizarlo.

En el fondo, Benji solo quiere divertirse y desafiar la percepción de la realidad en internet. Aunque el kétchup transparente nunca existió, lo cierto es que cada vez es más difícil saber qué es real y qué no en el mundo de los alimentos. ¿Quién sabe? Quizás algún día una de sus creaciones termine llegando a los supermercados por demanda popular.