Aunque en la actualidad no existe una norma legal que establezca una definición específica para el concepto de alimento ultraprocesado, el intento de mejoras en políticas de salud pública ha dado lugar a la aparición de distintos sistemas de clasificación de los alimentos en función de su grado de procesado. Pero somos muchos los que ya hemos escuchado hablar de los ultraprocesados, de los que hoy te queremos contar lo más relevante.
¿Qué es un alimento ultraprocesado?
Un alimento ultraprocesado es aquel que va más allá de ser simplemente procesado a nivel industrial, y se elabora a partir de ingredientes procesados, por lo que no posee alimentos frescos o naturales en su composición y estos no pueden identificarse en el producto final.
Es decir, son en su gran mayoría el resultado de un proceso industrial, por lo que en su composición predominan los aditivos de todo tipo, además de componentes nutritivos. En la mayor parte de los casos los ultraprocesados son "listos para consumir", son de larga vida útil, muy apetecibles y lucrativos, de manera semejante a lo que sucede con los alimentos procesados.
Un alimento ultraprocesado es aquel que va más allá de ser simplemente procesado a nivel industrial
Así, bajo esta definición encontramos los siguientes alimentos, o mejor dicho, productos:
- Bollería industrial.
- Helados.
- Galletas y snacks envasados tanto dulces como salados.
- Embutidos en general.
- Bebidas energizantes.
- Cereales de desayuno y barritas de granola.
- Chucherías.
- Rebozados, nuggets de pollo, palitos de pescado o semejantes.
- Alimentos para reconstituir como sopas, caldos u otros.
- Hamburguesas, pizzas y otros alimentos listos para consumir.
- Potitos y papillas infantiles comerciales.

Como podemos ver, no son pocos los alimentos ultraprocesados que hoy en día se incluyen en la alimentación habitual.
¿Cómo te puede afectar el consumo frecuente de estos alimentos en tu salud?
Hay diversos estudios que demuestran que a mayor consumo existe un mayor riesgo a desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, etc. por la cantidad de azúcar, sales, grasas refinadas y aditivos que ingiere tu cuerpo.
Estos “alimentos” son conocidos por:
- Aumentar el riesgo de obesidad por su nivel hipercalórico.
- La falta de nutrientes esenciales para tu cuerpo como vitaminas, minerales y fibra.
- Crear dependencia al azúcar.
Si quieres ser más consciente de lo que comes, cuando vayas a la compra dedica un poco más de tiempo y lee los ingredientes de cada producto.

¿Qué puedo hacer si quiero comer sano?
No pasa nada si te comes una pizza, una hamburguesa o unas patatas fritas una vez por semana. El problema empieza cuando esto es tres o cuatro veces por semana.
Aquí te dejamos unos consejos para que empieces a cuidar tu alimentación:
- Lee bien los etiquetados de lo que compras, y compra más comida real.
- Compra más en mercados que en grandes superficies.
- Sustituye tus postres dulces por fruta o yogures no azucarados.
- Sustituye tus cereales refinados y azucarados del desayuno, o galletas por versiones más saludables como copos de avena o muesli.
- Sustituye la carne ultraprocesada por carne de calidad de carnicería.
- Sustituye las patatas fritas o snacks para picar por frutos secos crudos.
- Sustituye los refrescos por agua, infusiones o zumos naturales.