Uno de los secretos mejor guardados para conseguir unas patatas asadas realmente crujientes es el uso de bicarbonato de sodio. Este sencillo ingrediente, que suele estar en la despensa de cualquier cocina, es capaz de transformar la textura de las patatas y convertirlas en un bocado delicioso con una capa exterior perfectamente crujiente y un interior tierno.

El truco del bicarbonato para conseguir unas patatas crujientes

El bicarbonato de sodio es un alcalino suave, lo que significa que tiene la capacidad de modificar el pH de los alimentos. En el caso de las patatas, el bicarbonato ayuda a romper las paredes celulares exteriores. Esto libera una capa de almidón en la superficie de cada pieza, y esta capa es fundamental para que las patatas adquieran una textura crujiente en el horno. La superficie almidonada se convierte en una especie de recubrimiento natural que, al ser expuesto a la alta temperatura del horno, se vuelve dorado y crocante.

Pasos para unas patatas crujientes perfectas

Para preparar las patatas con este truco, solo necesitamos agua, bicarbonato de sodio, sal, aceite de oliva y, por supuesto, patatas. Comenzamos pelando las patatas (si lo prefieres, puedes dejar la piel) y córtalas en trozos medianos o del tamaño que prefieras. Es importante que los trozos sean de un tamaño uniforme para que se cocinen de manera homogénea. Llenamos una olla con agua y añadimos aproximadamente una cucharadita de bicarbonato de sodio y sal. Llevamos el agua a ebullición. Una vez que esté hirviendo, añadimos las patatas y deja que hiervan durante unos 5-10 minutos. El bicarbonato comenzará a actuar sobre la superficie de las patatas, generando esa capa de almidón que luego se volverá crujiente. Una vez que las patatas estén ligeramente cocidas, escurrimos y secamos bien.

Textura crujiente / Foto: Unsplash
Textura crujiente / Foto: Unsplash

Este paso es esencial para evitar el exceso de agua, ya que esto podría impedir que se doren adecuadamente en el horno. Colocamos las patatas en una bandeja para hornear, rociamos una buena cantidad de aceite de oliva y mezclamos para que queden bien impregnadas. Si se desea, se pueden añadir nuestras especias favoritas, como ajo en polvo, romero o tomillo. Horneamos las patatas en el horno precalentado a unos 200-220 °C durante 30-40 minutos, o hasta que estén doradas y crujientes. A mitad de la cocción, podemos darles la vuelta para asegurarte de que se doren uniformemente por todos los lados.

Este método es ideal para lograr la textura perfecta sin necesidad de freírlas

Sustitución de la fritura / Foto: Unsplash
Sustitución de la fritura / Foto: Unsplash

Al finalizar, obtendremos unas patatas asadas con una capa crujiente, dorada y llena de sabor, gracias al truco del bicarbonato de sodio. Este método es ideal para lograr la textura perfecta sin necesidad de freírlas, convirtiéndose en una opción más saludable y deliciosa.