Los buñuelos de viento son un postre tradicional que destaca por su ligereza y textura hueca en el interior, ideales para rellenar con crema, nata o incluso disfrutarlos tal cual. Conseguir que los buñuelos queden tan perfectos y huecos como los que hacía tu abuela tiene un par de secretos, pero con algunos consejos y técnicas podrás lograrlo sin problemas.
El truco para que los buñuelos queden huecos
El primer truco para conseguir buñuelos de viento huecos está en la masa. Esta mezcla se conoce como "pasta choux", la misma que se utiliza para hacer profiteroles o eclairs. La clave está en equilibrar bien los ingredientes: harina, mantequilla, agua, leche y huevos. Lo importante es lograr una masa lo suficientemente húmeda para que se infle al freír, pero no tanto como para que quede pesada. Para ello, comienza hirviendo el agua, la leche y la mantequilla juntas, luego añade la harina de golpe y remueve enérgicamente hasta que la mezcla se despegue de las paredes de la cacerola. Este proceso es esencial para que la masa adquiera la consistencia adecuada. Después, deja que se enfríe un poco antes de añadir los huevos, uno a uno, removiendo bien hasta obtener una textura homogénea y algo densa.
Los buñuelos necesitan unos minutos adicionales para cocinarse completamente por dentro
El segundo truco importante está en el proceso de fritura. Para que los buñuelos queden huecos por dentro, la temperatura del aceite debe ser constante y no demasiado alta. Lo ideal es mantener el aceite entre 160 °C y 170 °C. Si el aceite está demasiado caliente, los buñuelos se dorarán por fuera muy rápido, pero no se inflarán y quedarán crudos por dentro. Si está muy frío, absorberán demasiado aceite y perderán su ligereza. Freír los buñuelos en pequeñas tandas es clave para no bajar la temperatura del aceite. Cuando los buñuelos entran en el aceite caliente, deben hincharse poco a poco y dar vueltas por sí mismos. Si ves que no se inflan o no giran, el aceite probablemente esté demasiado frío.
Deja que se cocinen bien
Otro detalle esencial es el tiempo de cocción. Aunque los buñuelos se inflan rápidamente, necesitan unos minutos adicionales para cocinarse completamente por dentro. Déjalos en el aceite hasta que estén bien dorados y huecos, lo que puede llevar entre 6 y 8 minutos, dependiendo del tamaño. Una vez fritos, colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Así, mantendrán su ligereza y estarán listos para rellenar o espolvorear con azúcar. ¡Y ahí lo tienes! Unos buñuelos de viento tan ligeros y huecos como los que hacía tu abuela, perfectos para cualquier ocasión especial o simplemente para disfrutar en casa.