El bufé libre es uno de los modelos de restauración más habituales de los hoteles. Por un precio fijo, el cliente puede comer todo lo que quiera sin límite y a menudo con una o varias bebidas incluidas. Una manera aparentemente barata de desayunar, comer y cenar que parece difícil que pueda salir a cuenta a quien lo ofrece. Pero nada más lejos de la realidad: estos son los 3 trucos que utilizan los hoteles para que los bufés libres de los 'todo incluido' sean rentables.
Los trucos de los bufés libres
La imagen típica del cliente de un bufé libre de hotel es la de una persona hambrienta dispuesta a arrasarlo todo gracias al poder que le otorga la pulsera del 'todo incluido'. Parece impensable que la oferta de comida ilimitada pueda salir a cuenta a los hoteles, pero la verdad es que los bufés son rentables gracias a estos 3 trucos:
Menos personal
El sistema de autoservicio de los bufés, sin camareros y en que cada cliente se levanta a buscar lo que quiere comer, permite reducir drásticamente los costes de un restaurante. Además, no tener camareros implica que la gestión de la comida se la hace cada uno y, por lo tanto, se pueden tener comedores más grandes y con más gente, un beneficio muy útil y a menudo necesario para hoteles con muchos clientes.
Consumo desigual
Está claro que siempre habrá gente que coma por encima de sus posibilidades y disminuya las esperanzas de beneficio de los bufés de los hoteles. No obstante, también hay mucha otra gente que come por debajo de la media y que consume mucho menos de lo que parece. El consumo desigual entre los diferentes clientes acostumbra a dar una media inferior a la que se piensa de un restaurante de este tipo. De hecho, en estancias superiores a tres días, el consumo de comida suele decaer a partir del tercer día. Es muy difícil mantener una ingesta abusiva durante muchos días seguidos; comer en exceso una o dos veces es posible, pero más ya no es habitual.
Distribución de los alimentos
Por último, pero no menos importante, el rendimiento de los bufés libres depende en gran parte de cómo se distribuyen los alimentos en el comedor. Igual que pasa en los supermercados, el lugar donde se colocan los alimentos en función del espacio condiciona el consumo de los clientes. No es lo mismo poner en el lugar más visible el marisco o la carne -que acostumbran a ser los productos más caros- que colocar al principio las guarniciones de patatas fritas más baratas.
Como en cualquier negocio, los bufés libres tienen sus trucos ocultos para conseguir el máximo beneficio. Técnicas curiosas y bien estudiadas que se aplican en todo tipo de establecimientos y que intentan mantener siempre un buen servicio al cliente.