La parte más importante a la hora de disfrutar un producto es escoger bien cuál compramos. El rato en el mercado removiendo comestibles es el que determinará qué queso acabamos consumiendo. Tenemos que mirar por el bolsillo, pero también por el disfrute de nuestro paladar. Para encontrar el equilibrio perfecto tenemos que tener presentes algunas consignas básicas que nos ayudarán a saber qué queso conviene escoger. ¿Lo necesitamos para hoy, o lo queremos guardar unos días? Lo comeremos fresco, o lo queremos añadir a una receta. En el capítulo de esta semana, el copropietario de Llet Crua, Xevi Miró, nos mostrará como aprender a comprar quesos correctamente porque no todos son igual de buenos.

La elección del queso dependerá siempre de los gustos personales de cada uno. Ahora bien, si te quieres asegurar la mejor calidad posible, independientemente del queso que escojas, lo mejor es visitar una tienda especializada. Se trata de establecimientos regentados por personas expertas que te podrán asesorar de manera personalizada en función de lo que necesites. Ahora bien, si no tienes ninguna quesería cerca y tienes que ir al supermercado, conviene que tengas en cuenta los siguientes consejos.

El queso conviene comprarlo sin cortar, o al menos, que lo corten delante tuyo. Si no se mantiene entero pierde muchas cualidades

De entrada, siempre será mejor que compres quesos con Denominación de Origen (DO). Los quesos con DO tienen un consejo regulador detrás que vela por unos estándares de calidad en todos los quesos que certifica. Quesos como la mozzarella, el parmesano o el manchego son algunos ejemplos. Eso no quiere decir que los quesos fuera de DO sean malos, pero seguramente los mejores los encontrarás directamente en obradores o en tiendas especializadas. Por otro lado, tienes que mirar que los quesos tengan los siguientes ingredientes: leche, sal, cuajo, fermentos lácteos y también pueden tener lisozima de huevo y cloruro cálcico. Estos dos últimos ingredientes sirven, respectivamente, para que el queso no hinche y para conseguir más rendimiento de la leche.

Finalmente, otro factor a tener en cuenta es la fecha de caducidad. Habitualmente esta fecha no informa sobre el momento en que el queso se estropeará (de hecho acostumbra a ser una fecha de consumo preferente, no de caducidad) sino del momento óptimo de consumo. Un queso camembert, por ejemplo, será mejor un día después de la fecha de consumo preferente que dos semanas antes, porque tiene una curva de maduración que lo hace estar en el punto óptimo entonces, y no antes. Para acabar de pulir, es importante saber que el queso conviene comprarlo sin cortar, o al menos, que lo corten delante de ti. Si no se mantiene entero, pierde muchas cualidades. Y sobre todo, no compres nunca queso rayado; rayalo tú en casa y verás la gran diferencia que supone.