Encontrar locales auténticos, sean bares, restaurantes, cafeterías o panaderías, es cada vez más difícil en Catalunya. Los negocios tradicionales de toda la vida viven bajo la amenaza constante de cierre. Sea por el coste desorbitado de la materia prima o por la guerra sucia que les hacen las grandes superficies, los locales centenarios lo pasan al intentando sobrevivir. Hoy te explicamos la historia del Racó, una panadería y pastelería con casi 200 años de historia que resiste a los embates y se mantiene al pie del cañón a pesar de todas las dificultades.

Tradición con 200 años de historia

En el centro de Granollers, entre la plaza de la Iglesia y la Porxada, hay una panadería y pastelería que hace casi 200 años que está en funcionamiento. Al frente del negocio, Roser y Úrsula Quesada son la segunda generación de panaderas de la familia que lidera el negocio desde el año 1977. En total han sido cuatro familias las encargadas de llevar el Racó durante sus dos siglos de historia. Hemos hablado con Roser Quesada sobre el presente y el futuro de la tienda, un establecimiento centenario que ahora navega en un mar de incertidumbre rodeado de cafeterías de grandes superficies. Son muchos los problemas que tienen que afrontar cada día, pero también son muchas las soluciones y los esfuerzos por seguir adelante.

Cuando abre la tienda, en el Racó hace más de 9 h que trabaja gente

Además de buen producto, el Racó cuida la atención al cliente al detalle / Foto: Oriol Foix

La rutina en el Racó

La jornada laboral en el Racó empieza por la noche. A las 23:00 h, los panaderos empiezan el trabajo para preparar todas las masas de pan que servirán al día siguiente en la tienda. "Trabajamos solo con masa madre y de larga fermentación" afirma Roser Quesada. A primera hora de la mañana, entre las 5:00 h y las 6:00 h, empiezan el trabajo los pasteleros, encargados de poner a punto bombones y pasteles para todo el día. A las 7:00 h llegan las dependientas, que montan el escaparate y lo ponen todo a punto para abrir la tienda al público a las 8:30 h puntuales. Cuando abre la tienda, en el Racó hace más de 9 h que trabaja gente. "En total, contando pasteleros, panaderos y dependientas, somos 14 personas".

El pan del Racó se hace con masa madre y de larga fermentación / Foto: Cedida

"Si todo el mundo fuera a comprar a las panaderías y a las pastelerías tradicionales, no tendríamos que cerrar"

A pesar de ser un negocio pequeño, en la tienda tienen un surtido muy variado de productos; "en total tenemos más de 30 variedades de pan que después se venden en diferentes formatos –de cuarto y de medio, por ejemplo–." Además, el producto que ofrecen en la tienda es de una calidad excepcional. No porque hagan nada especial, sino porque el objetivo de la casa es "que la gente encuentre un producto que solo esté aquí", diferenciarse del resto con un producto auténtico, con sabor a pan, a magdalena, a cruasán o al producto que sea, pero de verdad. "Intentamos utilizar siempre materia prima de proximidad", una filosofía muy fácil de decir, pero que cada vez es más difícil de poner en práctica; "ahora es más difícil encontrar harinas buenas, no es lo que era antes. Pero intentamos siempre buscar las harinas de más calidad del mercado."

La amenaza de las franquicias

Las cafeterías franquicia son empresas con centenares de locales repartidos por el territorio, que ofrecen servicio de cafetería y venta de pan con un producto barato y de poca calidad. Una alternativa muy popular que condena las pastelerías y las panaderías de toda la vida a quedarse sin clientela. "Si todo el mundo fuera a comprar a las panaderías y a las pastelerías tradicionales, no tendríamos que cerrar. Nosotros nos vemos muy sólidos porque, por desgracia, cada vez quedamos menos", una frase dura que sintetiza la realidad de la gran mayoría de negocios tradicionales de Catalunya. "Nosotros tenemos un grupo de WhatsApp con todos los panaderos y pasteleros de Catalunya. Creo que somos 250, y cada mes, sin exagerar, cierran 2 o 3".

Si la gente supiera el trabajo que hay detrás del pan que compra, seguramente tomaría mucha más conciencia de la importancia de sus acciones

La bollería del Racó es deliciosa, además de ser más saludable que la industrial / Foto: Oriol Foix

La clave del éxito del Racó no es otra que el trabajo, el esfuerzo y la constancia de todas las personas que hay detrás. Un equipo que se ha sabido ganar la confianza de la clientela de Granollers, desde la más joven hasta la de toda la vida, a través de innovar y no bajar nunca la calidad de los productos que venden. Una calidad que les ha valido premios como el galardón a 'Mejor mona de Pascua' el año 2022 o 'Mejor coca de chicharrones' en el 2023.

Comprar tres barras por 1 € suena más atractivo que comprar una a 1,40 €, pero si la gente supiera el trabajo que hay detrás del pan que compra, seguramente tomaría mucha más conciencia de la importancia de sus acciones. Si no queremos que los negocios de siempre bajen la persiana, la única solución es conocerlos, acercarnos, comprarles el producto y dar la espalda a las grandes casas que revientan precios y hunden familias.