El Masnou (1974). Ingeniera mecánica graduada en la UPC, deja El Masnou para iniciar un viaje que la llevará a los EE. UU. sin billete de vuelta. Después de muchos años de ejercer su profesión en Michigan, en el 2010, decide emprender importando vinos, surgiendo la empresa VINoVI&CO. Actualmente, su porfolio se ve representado en más de 500 restaurantes y tiendas que tienen en la carta sus vinos en seis Estados diferentes. La conexión constante con el vino, nuestra tierra y la gente que hay detrás de cada botella acorta distancias y transforma una pasión en un modus vivendi que la hace muy feliz.
¿Qué te llevó a dejar Catalunya y venir a Detroit?
Una oportunidad de trabajo en el mundo del automóvil.
¿Qué te liga al mundo del vino y porque decides dedicarte a ello?
Mis orígenes y mi marido, que es tendero de vinos de toda la vida. Ahora, me ata también el grupo de amigos que he hecho. Decido dedicarme al mundo del vino porque en un inicio me movía la ilusión de crear mi propia empresa, y el hecho de aprovechar los conocimientos de mi marido. Una vez establecida aquí en Michigan y consciente de que esta es mi nueva casa, pensé que a través del vino también mantendría un vínculo con mis raíces. El reto constante de aprender cosas nuevas sobre el vino también me motiva y disfruto mucho de este aprendizaje constante.
El reto constante de aprender cosas nuevas sobre el vino también me motiva y disfruto mucho de este aprendizaje constante
Este vínculo con la tierra... Importando para el día a día de los que vivimos afuera.
Sí, lo más crucial es el vínculo con las personas que trabajan la tierra, que realmente para mí ha supuesto una sorpresa increíble. Yo, que venía de un mundo industrial, he encontrado un montón de felicidad en el contacto con la gente que trabaja en las viñas. Gente mucho más sensata, más próxima, y gente que hace lo que hace porque quiere, con pasión, determinación... Sobre todo he descubierto un mundo mucho más humano.
He descubierto un mundo mucho más humano
"Tenemos que salir de casa para darnos cuenta de lo que tenemos" es una frase muy cierta. ¿Piensas que el consumidor catalán no valora lo suficiente la calidad de nuestros vinos?
Yo no pienso que sean vinos caros. Para el catalán de calle, es decir, el consumidor final, sí que existe un poco de desconocimiento o desinformación, no del proceso de elaboración (todo el mundo sabe que empieza en la viña, que pasa por una bodega y que después hay un proceso de embotellado y de venta), sino de todo lo que implica el trabajo que hay en las viñas, la complejidad que implica, y la dificultad y las incertidumbres en la que se encuentran los productores cada año.
¿Cuál sería tu consejo para el consumidor que quiere ampliar sus conocimientos del mundo del vino?
Yo empezaría por hacer una visita a una bodega que tengamos cerca, que eso en Catalunya es bien fácil, ya que tenemos muchas. Tener acceso directo al productor y a las viñas, para poder conocer más de cerca el proceso de elaboración del vino. Otro recurso que podemos utilizar es no comprar vinos a grandes superficies comerciales porque es una compra ciega (compramos por precio o por el color de la etiqueta), sino ir a tiendas pequeñas donde podemos tener una conversación con el vendedor antes de comprar y él nos puede informar sobre los vinos. Un recurso que tenemos todos al alcance es internet. Muchas bodegas tienen página web o redes sociales donde podemos obtener de forma gratuita mucha información. Y por último, probar, probar, y probar; cuanto más probamos más nos exponemos a conocer el vino.
Los vinos catalanes son cojonudos, tenemos una tierra vinícola muy rica y mucha variedad de vinos. La tierra catalana tiene un suelo muy rico y combinado con el clima se hacen vinos muy característicos y de alta calidad
¿Qué le dirías a un americano, en plata, sobre nuestros vinos?
Los vinos catalanes son cojonudos, tenemos una tierra vinícola muy rica y mucha variedad de vinos. La tierra catalana tiene un suelo muy rico y combinado con el clima se hacen vinos muy característicos y de alta calidad.
¿Crees que los vinos catalanes están ganando notoriedad en los EE. UU?
Los vinos catalanes no tienen notoriedad todavía en los Estados Unidos.
¿Qué vino catalán piensas que tiene más futuro en los EE. UU. y por qué?
En general, todos los vinos que importo tienen cierta atracción. La mayoría a veces es porque el consumidor americano es muy abierto de mente, tiene interés y no tiene nada de miedo a probar un vino que no conoce, como uno tranquilo de moscatel, o un clásico de alta montaña francés. Lo que quieren es conocer nuevos vinos y aprender, son muy curiosos. En general son humildes y no se avergüenzan de su desconocimiento, son muy receptivos y saben escuchar. No hay un vino en particular que haya sido mejor recibido. Ahora, las categorías de vinos que son más accesibles son Priorat o los espumosos, ya que los asocian al prosecco y al champán.
¿Hay alguna variedad de uva en concreto que conozcan más?
De los vinos que yo importo de las variedades indígenas catalanas no conocen ninguno, son nuevas para ellos. Sí que es cierto que los vinos catalanes que están hechos con Cariñena o Merlot son vinos que están dentro de su zona de confort.
¿Qué D.O. catalana se conoce más en los Estados Unidos y por qué?
Priorat, sin duda. Básicamente, porque tienen vinos que han estado muy bien puntuados, que han conseguido los famosos 100 puntos de Parker y porque Priorat es la única región catalana que es Denominación de Origen Cualificada. Son vinos de alta categoría... Vinos de guarda.
¿Piensas que la desclasificación del cava lo ha llevado a devaluar su reputación internacional, y ahora el Corpinnat es sinónimo de calidad?
En general, nadie conoce el Corpinnat. Hay un desconocimiento importante sobre el hecho de la desclasificación del cava o de la división de los productores. Pocos sumilleres americanos conocen los vinos de Corpinnat. Esta situación ha creado mucha confusión aquí y en Catalunya también.
Esta situación ha creado mucha confusión aquí y en Catalunya también
El cava aquí en los Estados Unidos se asocia a producción masiva y a vino de supermercado.
Las grandes producciones de tiradas masivas han hecho mucho daño. Aunque se han cargado la reputación, han dado a conocer un nombre y una región.
¿Hay un vino que lleva el nombre de tu hija, como surgió la idea de los vinos Ona?
Pues un día cenando toda la familia, bebíamos una botella de Billo (Priorato) que yo misma importaba. Billo es un sobrenombre y está escrito a mano en la etiqueta de la botella. Mi hija Ona, de cuatro años, quiso enseñarnos que ella también sabía escribir el su nombre y lo escribió en un papel. Me hizo gracia y lo envié a Blai Ferre (productor del vino). Me propuso cambiarle el nombre a su vino y lo comercializó en los EE. UU. con el nombre de Ona, copiando exactamente la etiqueta como lo había escrito ella. Es una producción muy pequeña, de solo seis mil botellas. De aquí nació Ona Priorat negro, de las variedades Syrah, Garnacha y Cariñena, típica mezcla de esta región. Después vino Ona Penedès blanco, de Raimon Badell. La intención es hacer crecer esta línea de vinos Ona con otros de producciones pequeñas y de mucha calidad.
¿Es importante hacer un trabajo de diferenciación de los vinos catalanes y españoles para que el consumidor americano conozca mejor nuestro territorio?
Sí que es importante diferenciarlos sin desprestigiar otras regiones. Todos estos trabajos de difusión suman, y estamos aportando conocimiento sobre el territorio catalán. Hay tanta variedad que por algún lugar tenemos que empezar. Empecemos por los nuestros, y el resto ya vendrá después, al final ya los contextualizarán geográficamente. Mucha gente no es consciente de que las bodegas catalanas están más cerca de las bodegas francesas que de muchas bodegas españolas (gallegos, de Castilla, o de Navarra). Todo el trabajo que podamos hacer, ayudará al americano a identificar nuestros vinos y nuestra tierra.