¡Hola, gourmeters! Hoy nos adentramos en el Raval y lo hacemos para visitar un local de estos que literalmente podría decir: "Ay, si estas paredes hablaran". En el restaurante Arume, el chef Manuel Núñez te hará sentir como si abandonaras Barcelona y de golpe estuvieras en las Rías Gallegas con una propuesta culinaria de platos gallegos que fusiona con toques de cocina de aquí. La decoración no inspira Galicia, pero eso no hace falta, ya que sus platos sí que transportan a una de las regiones de España donde mejor se come (sobre todo pescado y marisco). Lo más curioso de Arume es sin duda la historia del local.
Primero entremos y una vez entablados os lo explico: lo primero que se encuentra es una gran barra donde uno se puede sentar y muchas botellas detrás, pasas por un pasillo estrecho y una sala de techo alto y con platos, vasos y cubiertos enganchados en la parte más alta de la pared, pasamos por otro pasillo estrecho repleto de fotografías en blanco y negro y llegamos a una segunda sala. Rápidamente, os llamará la atención un pozo y si tenéis buena vista veréis que en el fondo hay un esqueleto. Me asusto, y una camarera me dice: es el esqueleto de Manuel Vázquez Montalbán. Cara de póquer. Evidentemente, no lo es, pero podría serlo perfectamente porque Arume es la casa natal Manuel Vázquez Montalbán (Barcelona, 14 de junio de 1939 - Bangkok, 18 de octubre del 2003) el escritor conocido sobre todo por sus novelas protagonizadas por el detective Pepe Carvalho.
El atún braseado más tierno que probaréis
Arranca el servicio con un buen trozo de pan gallego con aceite sin filtrar de estos de sabor potente, y por más que os querréis zampar la rebanada entera, guardad espacio porque vienen unos platos suculentos. El primero de los entrantes es una tostadita de atún braseado con cebolla confitada, que le da el toque dulce. Por cierto, la tostada es muy original porque está hecha de pan carasau, un pan típico de la isla de Cerdeña muy crujiente. Como el atún es uno de los pescados que más me gusta, llega a la mesa un atún rojo braseado encima de un ajoblanco e higos. ¡De verdad, que este ajoblanco es de los buenos que he probado, estuve a punto de preguntar si me podían poner una ración!
Seguimos con una filloa de alga codium, que tiene un aroma marino muy especial, con corvina frita, ensalada y una emulsión de piparra. La filloa es una especie de crepe típico de Galicia, que llega a la mesa abierta con todos los ingredientes a la vista, y que para comer se tiene que enrollar, ¡y para dentro! El preferido con diferencia ha sido el pulpo crujiente con parmetier de yuzu, una tapa de pulpo en tempura, una parmentier bien cremosa, mayonesa ‘ajada’ y sal cítrica. El plato se come mojando el pulpo en la crema. Eso del hecho de que esta tapa es una delicia, no solo lo digo yo, y es que este platillo se convirtió en la Tapa del Año 2014.
Expertos en arroces
Todavía no estamos del todo llenos, por eso cuando nos dicen que no nos arrepentiremos de pedir un arroz, obedecemos. Una cazuela humeante en medio de la mesa desprende un olor potente de caldo casero. Probaremos el arroz meloso de pato con setas, espuma de ajo braseado y pimientos del Padrón. El pato se encuentra desmenuzado y mezclado con unos granos de arroz al dente, el alioli es suave y da cremosidad al plato, y los pimientos del Padrón parece que casi limpien el paladar. Creo que mi descripción os deja claro que lo he disfrutado de lo lindo.
Acabamos esta cena con pastel especial de queso elaborado con queso gallego D.O. San Simón y con una galleta de chocolate y avellanas, mascarpone, frutos rojos, helado de violeta y Peta Zetas. Sí, lo habéis escuchado bien, aquel dulce muy de los años 90, que son como unas piedrecitas que cuándo entran en contacto con la saliva parece que estallen en la boca mientras hacen cosquillas en la lengua. Unos postres de lo más divertidos. El restaurante Arume es tradición y modernidad a la vez, y mientras comes en una de sus dos salas no puedes evitar pensar en el detective Pepe Carvalho, sentado en una de sus mesas, comiendo después de resolver algún caso. ¡Hasta la próxima, gourmeters!