El amor es un término muy abstracto y no siempre tenemos porque enamorarnos de una persona. Eso es lo que me ha pasado en el último restaurante que he visitado, me he enamorado, ha sido amor a primer mordisco. Tramendu, encenem els fogons es cocina hecha con amor, platos tradicionales pero actualizados, producto fresco y un ambiente muy cómodo. El Tramendu, encenem els fogons se encuentra en el Passatge d'Andalusia, número 10 del barrio de Sants, a menos de un minuto a pie del Tramendu, ens agrada el vermuteig, una vermutería que ha merecido varias visitas mías donde he comido calamares rellenos y fricandó hechos con el mismo amor que la abuela, y también a 3 minutos de su última apertura, Tramendu, el caliu de la brasa, donde, como dice el nombre, se degusta brasa y donde no tardarán en encontrarme sentada en la mesa. La familia Tramendu es una empresa de restauración familiar que nació en el 2017 con la vermutería que tiene tres establecimientos con identidad propia, pero con un mismo hilo conductor, la cocina tradicional catalana y la pasión por la gastronomía y el producto de temporada y de calidad. Podría decir que después de probar el Tramendu, encenem els fogons, ya quiero que esta familia me acepte entre los suyos.


Arranca el servicio con un aperitivo de la casa que es un crujiente de tapioca y remolacha con mayonesa de cilantro y con un pan de alforfón con masa madre para mojar en un aceite de arbequina de Siurana. Alguien pensará que atiborrarse de pan no es una buena idea, pero se equivocará, porque este pan es una delicia y, tal como me explican, es tan perfecto después de hacer muchísimas pruebas. Llega a la mesa un expositor con diferentes niveles para presentar lo que exactamente parecen pequeñas obras de arte: una tostada con brandada de bacalao y un poco de cecina encima y unos blinis con tartar de gamba al ajillo. La brandada es suave y cremosa, el pimiento al piquillo ya es clásico que acompañe la brandada, pero la cecina le da un giro. Acabamos los entrantes con una bomba de foie, muy líquida, insisto en el hecho de que es muy líquida. Lo digo porque para hacer un vídeo bonito la partí por la mitad (cosa que me dijeron que no hiciera), y esparcí el interior por toda la mesa. Dicho esto, estaba buenísima, como comer un bombón de estos de licor líquidos por dentro.

Hojaldre con brandada de bacalao y blini con tártar de gamba / Foto: A.S.I.

¿Macarrones con ragú de gamba roja? ¡Sí, por favor!

Llegan los platos contundentes y empezamos con una ensalada tibia de langostinos, garbanzos y verduras en escabeche, una mayonesa de gamba y una especie de humus muy cremoso. Es una mezcla que cuesta imaginar, pero funciona muy bien. Ahora bien, uno de los platos que ha provocado este enamoramiento del cual os hablaba son sus macarrones del cardenal con gamba roja que no son nada parecido a lo que os podáis imaginar.

Ensalada tibia de langostinos / Foto: A.S.I.

Se trata de unos paccheri (un tipo de pasta italiana parecida al macarrón, pero más ancha y más corta), rellenos de un ragú (que viene a ser como una especie de boloñesa) de gamba roja, con una salsita de las cabezas de la gamba y encima una salsa holandesa gratinada. Se come con cuchara, para poder coger el jugo del fondo del plato y la potencia de sabor es impresionante. Cada cucharada es un segundo de felicidad. Me llamaréis exagerada, pero si nunca visitáis el Tramendu, encenem els fogons, me entenderéis. Acabaremos los platos principales con un magret de pato joven con una base de salsa de foie y una royal hecha con los muslos del ave.

Macarrones del cardenal con gamba roja / Foto: A.S.I.

¡'Enceneu els fogons' y no los paréis nunca!

Los postres del Tramendu son de la misma categoría que el resto de la comida: primero engullimos una fruta de la pasión en texturas que lleva unos pequeños merengues, un granizado, una salsa de yogur y chocolate blanco y un gel de maracuyá, entre otros elementos sorprendentes que en boca son una explosión de texturas. Y por último un flan de vainilla con 'chantilly' (que mucha gente confunde con la nata, pero que es diferente, porque se hace a base de merengue y crema de mantequilla), porque hay cosas que no necesitan ningún elemento para modernizarlas porque ya son perfectas tal como son. ¡Una comida en este restaurante tendría que ser visita obligada para todos los amantes de la cocina catalana, así que gente del Tramendu, no apaguéis nunca estos fogones maravillosos que tenéis!