¿No os pasa que a veces estáis hartos de bares con paredes pintadas de colores demasiado vivos, estéticas demasiado cuidadas, cócteles con especias que no sabías ni que existían y patatas bravas con salsas que ya no se parecen en nada a un alioli? A mí sí (cuidado, que soy una gourmeter, no renuncio a nada y me encantan estos locales que os digo), hay tardes o fines de semana que me apetece tomar un vermú y unas tapitas en una bodega. Gracias a un amigo del Delta que vive en Sants y es un gran entendido en bodegas de estas de toda la vida, los últimos años he ido descubriendo algunas que me han robado el corazón, como La Bodegueta de cal Pep.

 

La Bodegueta de cal Pep abrió las puertas en 1927, por lo tanto, pronto cumplirá 100 años. Durante este tiempo ha ido cambiando de dueños que han sabido mantener viva su esencia, pero yo solo conozco a uno: Gustavo. Mi visita al local se encuentra entre las ocasiones en qué mejor servida y atendida me he sentido, así que procedo a daros el primer consejo si queréis visitar La Bodegueta de cal Pep, porque estoy segura de que después de leer este artículo y ver el vídeo querréis ir: plantaos allí delante antes de que abran, ya veréis que no sois los únicos que esperáis que se levante la persiana.

Dejad que Gustavo os sorprenda con sus creaciones

Entramos. La decoración es la que esperas de una bodega: botas de vino, mesillas de mármol, neveras antiguas y botellas vacías en todos los rincones. Os caerá la baba con su mostrador si, como yo, os apasionan las gildas (en todas sus versiones), las olivas y los encurtidos. Gustavo ya me ha visto salivar y enseguida me trae una de sus especialidades: el queso marinado con vermú. Tiene un color ocre potente y es fuerte, pero al mismo tiempo tiene un final dulce por el vermú, va acompañado de unas unas regañás. Seguimos, como es evidente, con un vermú de la casa, muy bueno, pero con las creaciones que me esperan, os aseguro que es lo menos sorprendente, ya veréis.

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Queso con vermú en la Bodegueta de Cal Pep / Foto: A. S. Y.

Llega mi momento preferido, las gildas (no descarto algún día dedícales un monográfico a esta creación perfecta). Empezamos con una más clásica, la más popular: piparra, oliva, boquerón, oliva, anchoa y piparra. Buenísima y bien aceitosa, como tiene que ser una gilda, que, por cierto, sabéis de dónde viene el nombre su nombre? Este pincho donostiarra debe su nombre a la película Gilda (1947) de Rita Hayworth. El personaje que interpretaba escandalizaba a la sociedad de la época porque estaba lejos de la idea de mujer que se tenía entonces. Este pincho recibió el nombre de gilda porque, como la película, es verde, salado y un poco picante. También hemos probado una brocheta de pulpo avinagrado y otra modalidad de gilda con alcachofa, tomate seco, oliva, bacalao y piparra.

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Las gildas de la Bodegueta de Cal Pep / Foto: A. S. Y.

Probamos dos de sus croquetas, unas con tinta de calamar y unas de cecina, nos han encantado las dos. Pero el momento que más contentos nos ha puesto es cuando nos han ofrecido unas zamburiñas con una salsita con ajo y perejil, de 10 e ideales para acabar con los platos.

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Croquetas con tinta de calamar y de cecina / Foto: A. S. Y.

 

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Zamburiñas de la Bodeguta de Cal Pep / Foto: A. S. Y.

Bebidas sorprendentes

Os he dicho que he acabado con los platos porque ahora viene la parte sorprendente, como ya os he advertido antes. Gustavo, que me ha visto cara que me gusta probarlo todo y no tengo manías con nada me ha traído un 'beermut' que sí, es lo que os estáis imaginando: mezcla de cerveza y vermú. Fuera prejuicios hasta que no lo probéis y hagáis, como mínimo, 3 tragos. De entrada os parecerá una combinación extrañísima, pero si os ponéis en la mente de una persona que en verano no toma clara porque la encuentra demasiado dulce y empalagosa, os aseguro que el 'beermut' puede ser ideal para un mediodía caluroso de verano. Y eso no es todo, de golpe aparece mi amigo Gustavo con otra combinación, en este caso uno 'tinto de verano'. Eso sí que sé que me gusta, pero el de La Bodegueta de cal Pep no es el clásico porque lleva vermú y Ponche Caballero: de 10, quizás os diré que me gusta más que la versión original.

Creo que ha quedado más que demostrado que soy amante de La Bodegueta de cal Pep, local donde os confieso que he ido varias veces porque se respira tradición y barrio. ¿Y a vosotros? ¿Os gustan las bodegas?, porque si es así, os puedo enseñar muchas más (todas recomendadas por mi amigo del Delta, gracias!).