El corazón de Catalunya es un lugar reclamado por muchos pueblos, entre los que se encuentra Rajadell, municipio ubicado en el Bages. Nuestro 'esmorzador' más famoso de Catalunya, Jonathan Nuevo (@esmorzarsdeforquilla.cat) viaja hasta esta localidad para descubrir un restaurante tradicional que ofrece una excelente cocina catalana desde hace medio siglo.
Hablamos de Cal Miliu, un restaurante familiar situado en Rajadell que abrió las puertas el año 1975 y que ha sabido mantener su esencia hasta el día de hoy. Desde los inicios han atendido a un público diverso, desde empresas a comidas familiares. Unos comensales heterogéneos gracias a sus destacados deliciosos: la cocina de mercado elaborada con productos de primera calidad como las ya tradicionales patatas enmascaradas, las manitas de cerdo guisadas, los fesolets o el reconocido picoteo de Cal Miliu, degustación de los primeros platos más representativos de la casa. Una cocina amplia que se puede observar desde los comedores y dos terrazas para poder disfrutar de las noches de verano, son reclamos atractivos para probar la innovación en platos de toda la vida, así como dejarte llevar por el trato amable y cordial.
En la planta baja tienen la cafetería con un comedor tradicional donde disfrutar de los desayunos de tenedor o el menú de mediodía de lunes a viernes. Una sala polivalente para celebraciones y banquetes con gran capacidad, las terrazas y un parking de fácil acceso, así como instalaciones están adaptadas a las necesidades de las personas con movilidad reducida, son más características positivas del espacio.
Los platos que prueba nuestro apasionado de los desayunos de tenedor son los increíbles fesolets con cebolla y patatas enmascaradas con tocino, son típicos del Berguedà, de donde era uno de los familiares de los propietarios, un puré hecho a mano con patata y butifarra negra. El guiso estrella de la casa, es decir, el capipota, y también un buenísimo rabo de buey, que se deshacía en un espectáculo palatal delicioso.
En este sentido, hay que hacer una mención especial en el aceite de proximidad hecho de manera tradicional en el Molí d'Oli de Rajadell. Por último, los postres basados en los carquiñoles de la casa con moscatel.
El restaurante ubicado en la población que no llega a los seiscientos habitantes, se incrusta en el barrio de la estación, a cinco minutos del casco antiguo en coche y en plena naturaleza. Una comida que puede ser un excelente complemento en una escapa de turismo rural con visitas guiadas en el casco antiguo, al museo-pinacoteca, la iglesia y el castillo de Rajadell, entre otras cosas. Además, existen numerosas rutas de senderismo para disfrutar de la naturaleza.