Más de 25 años de experiencia que, generación tras generación, han hecho posible que todos los clientes puedan disfrutar de la mejor cocina tradicional en Sant Just Desvern. El cocinero Víctor Pardo colgó las botas de fútbol hace un tiempo, pero no ha dejado de marcar goles: tomar relevo del restaurante La Bonaigua, fue un acierto que ha hecho crecer con solidez un negocio familiar que arrancó a partir de un menú de 625 pesetas. En esta ocasión, nuestro corresponsal en el AMB, Josep Lluís Penadès, más conocido como Un Delicioso Mundo, se introduce en el Baix Llobregat para descubrirnos este fabuloso establecimiento.
"Mis padres, Sònia Serrano y David Pardo, y mis abuelos, Inma Grau y Paco Serrano, llevaban el bar del ateneo de Sant Just Desvern", explica Víctor Pardo. Hacían cuatro tapitas y mi abuela cocinaba muy bien. Pero en 1990 encontraron un local en la Carretera Real que era una antigua forja, y decidieron montar un bar con la correspondiente barra gigante, máquinas tragaperras y de tabaco, y un gran comedor donde se hacía un menú y una carta de cocina clásica catalana de masía: bacalao de mil maneras, calçots, alcachofas a la brasa, etc.
La Bonaigua tiraba para adelante con Sònia e Inma en la cocina y David y Paco en la sala, hasta que Víctor, que estudió el grado superior de cocina en el CETT e hizo prácticas en El Celler de Can Roca y en Quique Dacosta, y que había trabajado en Ca la Nuri, fue requerido por la familia. "Siempre me había gustado la cocina. Había trabajado de camarero en casa y conocía los interiores de un restaurante. El año 2016 me incorporo y me adapto a la oferta de menú y carta que había. Pero empiezo a añadir algunas cosas en el menú que rompían totalmente el estilo, como un filete|Wellington de cerdo". También fue incorporando sus ideas a la carta escogiendo buen producto, fuera gamba de Palamós o cigala de la Barceloneta, langosta o bogavante, buenos arroces.
Un espacio con el encanto de antaño, pero actualmente reformado y adaptado a las necesidades actuales, con un cambio completo de imagen para un restaurante que la base es disfrutar de lo mejor de la gastronomía, con un agradable ambiente y perfecto para compartirlo con familia o amigos. Es un restaurante único, de los emblemáticos con respecto a cocina tradicional de la comarca, con productos siempre frescos, de calidad y guisados por un equipo que cuida el producto al máximo para ofrecer en cada plato la mejor calidad que existe.
El cambio definitivo llegó con una reforma profunda de la cocina que los permitió eliminar el menú y hacer una operativa adecuada a la carta que en Víctor tenía en la cabeza y que la madre, que ahora pasaría a ser maître, ayudaría a vender con éxito en la sala. "Haría un restaurante donde yo quisiera ir a comer, de producto, de mercado, de temporalidad. Mi cocina depende de qué hay: acabo el servicio, consulto la oferta de los proveedores y eso es lo que se servirá mañana".
"En el restaurante La Bonaigua siempre contamos el mejor producto y el más fresco", explican, dando las gracias al hecho de que el chef Pardo se encarga de supervisar día tras día las lonjas y proveedores para conseguir la mejor calidad. Trabajan con productos como la carne de primera calidad de Cárnicas Guikar, Carnicería Sant Martí proveedores como Perelló y visitan MercaBarna diariamente para ver qué pescado y marisco ofrecer durante el mismo día en el restaurante y sobre todo asegurándose de conocer a la perfección cada producto que ponen encima de la mesa.