De Sants a Poblenou. De Barcelona al mundo para volver a casa. Pisar con fuerza y dejar a todo un barrio encantado: así podríamos resumir este primer año del cocinero Jordi Lloberol en la calle de Castella, 1. Con el nombre de restaurante Casa Güell, el chef nacido en Sants se adentra en su primera aventura gastronómica al frente del negocio, acompañado del socio Marc Serracanta y de su primo Miquel Montes. “El nombre Güell es un homenaje a nuestra familia y refleja nuestra intención de convertir el restaurante en un lugar donde todo el mundo se siente como en casa”, dice Jordi con aquella ilusión compartida por los tres y el sueño al tener un restaurante de cocina tradicional catalana y de buen producto.
Hijo de una familia trabajadora muy querida en el barrio, tenían un colmado muy popular entre la gente local. “Crecí entre latas de conservas, embutidos ibéricos y productos de gran calidad. Además, mi abuela, que vivía con nosotros, hacía algunas de sus recetas para vender a las clientas y yo lo ayudaba normalmente en su elaboración,” recuerda Lloberol. Eso ya hizo que empezara a interesarse por el producto y enamorarse de este ambiente de comercio y cocina desde bien pequeño.
Una pasión que no perdió nunca y que lo condujo, una vez finalizado el EGB, a tener el convencimiento para ser cocinero. La mano de sus padres la matricularon en la escuela de Hostaleria de Las, en la Vall d'Aran. En cuanto acabó los estudios empezó a trabajar en el Port Olímpic. Primero, en el Cangrejo Loco y, posteriormente, en la Fonda del Port Olímpic del grupo Salamanca.

Esta experiencia en el Puerto fue un gran aprendizaje en restaurantes de gran volumen, “ya que coincidió con la época dorada del Port Olímpic”, reconoce. Un momento de aprendizaje a la hora de preparar los clásicos de la cocina mediterránea (ahumados, marcas de arroces) que se traslada a la cocina de Casa Güell. “Tuve la suerte del hecho de que durante aquellos años en el Port se trabajaba con productos de mucha calidad y eso todavía me enamoró más de este oficio”, se emociona.

Después de esta enriquecedora experiencia, toca hacer un recorrido por restaurantes de gran renombre como Botafumeiro, Via Veneto, Hotel Artes y Gaminiz, en el País Vasco. En el Casa Güell pruebas y descubres estas técnicas más avanzadas de la cocina moderna y creativa que aplica en los fogones Jordi. Productos como el caviar, la trufa y muchos otros que confirman el talento y el bagaje del cocinero barcelonés.

En Ibiza se encontró con la cocina más exquisita por unos comensales muy exigentes. Productos como la langosta, angulas o las ostras demuestran que no hay cocina que se le resista y tiene todas las herramientas para saber defenderse y salir del paso ante cualquier imprevisto que surja durante el día a día. Para acabar en Andorra, última etapa antes del retorno, en el Hotel Hermitage, un hotel de lujo con estrella Michelin y la máxima expresión de la cocina de montaña.
En la visita a Casa Güell hago una cata pequeña de todo lo que tienen la carta. En primer lugar, para ponerse la miel en los labios, un delicioso carpaccio de gamba de Blanes, que anticipa los huevos de Jordi, fabulosos. La espalda de cordero lechal imperial a baja temperatura es el principal que se acompaña con las clásicas patatas fritas y los pimientos de Padrón. Y, para acabar, un flan cremoso con nata que se deshace en la boca suavemente y dulcemente.

“Escogemos el barrio de Poblenou porque nos gusta la esencia del local y del edificio que tiene muchísima historia. También porque nos enamora el ambiente familiar que tiene el barrio, muy similar al de mi querido Sants”, sonríe. Hace solo un año que abrieron puertas y el recibimiento ha sido espectacular. Los vecinos les han manifestado el nivel del que disfrutan en Casa Güell con las recetas tradicionales hechas con mucho afecto y el producto fresco que Jordi se encarga de ir a comprar en los mercados. “Soy un enamorado de este oficio y me dedico siete días a la semana a buscar y preparar lo mejor para mis clientes”, concluye. Hay mucha gente en el barrio que le comenta que está casado con este oficio y posiblemente es verdad.