Hola hola gourmeters. No tengo la suerte de haber visitado México, pero tengo muy claro que los mexicanos y los entendidos en su gastronomía saben distinguir a la perfección la auténtica comida mexicana del llamado Tex-Mex. Este segundo concepto hace referencia a las costumbres culinarias y a los platos de la gente mexicana que reside en Tejas (EE.UU.), y es probablemente lo que entendemos la mayoría de gente que no es de México cuando hablamos de comida mexicana. El Tex-Mex contiene platos como las quesadillas o los burritos, y os aseguro que son tipos de comida que no consumen habitualmente los mexicanos. Yo no sabría deciros en cuál de estos dos estilos se enmarca la cocina del Chamako, pero os puedo asegurar que es de aquellos restaurantes que estás comiendo y ya piensas en los platos que pedirás cuando lo vuelvas a visitar.

Chamako tiene un local muy ecléctico, además de una terraza bien grande. Cuando se atraviesa la puerta te recibe un cartel donde pone 'Nenes malos', hecho que ya te hace pensar que allí dentro pecarás de una manera u otra. La luz es rojiza y el ambiente es moderno. Las paredes están repletas de cuadros divertidísimos, platos del menú pintados con rotulador y posa vasos con dibujos hechos por los clientes. Nos sentamos y enseguida nos traen uno de estos cuadraditos de cartón por si nos animamos a hacer de artistas, pero yo no tengo talento para el dibujo, me va mejor haciendo de gourmeter.

 

En esta ocasión haré una cosa que no hago casi nunca y que siempre tildo de moda sin sentido, pero hoy sí que me tomaré un cóctel mientras ceno, la carta con una gran variedad de combinados y varios tipos de margaritas me ha convencido. Pido un margarita de mango, que está hecho con tequila y triple seco y está de lo más bueno, la dulzura de la fruta contrasta de maravilla con la sal y la pizca de especie picante que ponen en el borde de la copa para que se mojen los labios mientras se bebe. Dicho esto, seguiré siendo fiel al vino y la cerveza durante mis comidas.

Chino Chido

Miguelito es el alma de Chamako y, según explican, se crió entre demonios y borrachos (tal como indica un cartel con este lema colgado justo detrás de la barra de cócteles). En este local se experimenta con sabores latinoamericanos y orientales y buena prueba son sus cócteles con sake y alga o bien sus nachos chino chido. Estos totopos se sirven con una salsa de cheddar trufado, carne desmechada de pato asado y salsa milagros (pica, pero soportable). La carne es muy abundante, bien la ración en general lo es, aunque la trufa casi no se nota, una lástima.

Nachos chino chido / Foto: A.S.I.

Seguimos con un plato de su sección denominada 'barra fría' y optamos por un fresquísimo aguachile salvaje de lubina. El pescado está cortado como si fuera un sashimi (un tipo de corte japonés más grueso que un carpaccio) y se come utilizando un totopo a modo de cuchara. La salsita que lleva lima, te la sirven aparte y te recomiendan que la tires encima del pescado un poco antes de degustarlo, así, con el marinado impregnando el pescado, queda mejor cocinado y sabroso. Por cierto, también es la primera vez que voy a un restaurante y pido únicamente lo que me recomienda el camarero, y de verdad que le pongo un 10 de nota. La 'barra fría' también ofrece ostras con diferentes marinados, pero hoy no les he dado la oportunidad.

Aguachile de lubina / Foto: A.S.I.

Vamos a los tacos, uno de los platos más emblemáticos de la cocina mexicana, nos dejamos aconsejar y pedimos dos tipos: de gamba saltada con kimchi y verduritas thai, que destaca por una gamba fresca y muy carnosa, y taco de ternera desmechada, cebolla caramelizada al foie y demi-glace, una salsa madre de la cocina francesa que se utiliza como fondo para cocinar otras salsas. Este taco de carne estaba tan bueno que te apetecía pedir un plato solo con la pieza de carne para comer a cucharadas.

Tacos / Foto: A.S.I.

El arroz con leche más original

Llegan los postres y yo, como amante del pastel de queso, me fijo en una propuesta de pastel de queso de té macha, pero el camarero, que me ha visto que digo que sí a todo, me ha quitado la idea de la cabeza y me ha convencido para pedir el arroz con leche; me ha prometido que me sorprenderá. Estos postres son una versión muy diferente de este clásico de la cocina española, ya que en lugar de arroz hay unas bolitas diminutas de tapioca que son muy gelatinosas. La tapioca se obtiene de la extracción del almidón de la raíz de la yuca (un tubérculo) y, por ejemplo, las bolitas del bubble-tea (esta bebida fría japonesa con unas bolas gelatinosas que está tan de moda) están hechas de tapioca. Es una idea muy sorprendente, se sirve tibio, tiene sabor de canela, lleva ralladura de lima y una bola de helado de coco para contrastar temperaturas.

Arroz con leche versión Chamako / Foto: A.S.I.

Antes de marcharme (ventajas de ser guormeter) me sorprenden con unas trufas de chocolate negro muy potente con sal y chili espolvoreado por encima y un chupito, el más trabajado que he probado nunca. El chupito es de ron blanco con hibiscus, infusionado con roibos y una espuma cítrica. ¡Si lo probáis os prometo que vais a querer repetir o pedirlo en versión cóctel para que dure más! Chamako entra por los ojos y te convence por el paladar. Un mexicano original que repetiré muy pronto. ¡Ah! Que no se me olvide: encontraréis el Chamako en la calle de Margarit número 18 del Poble-Sec, en Barcelona. ¡Hasta la próxima, gourmeters!

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