La Maite de @topcatalanrestaurants ha puesto rumbo a la Conca de Barberà para conocer de cerca uno de aquellos restaurantes que hacen territorio y cocina catalana de verdad. El destino: el Hostal Colomí, en Santa Coloma de Queralt. Y la visita no podía empezar mejor: Pep, el hijo de Rosita, la recibe para enseñarle el producto que tienen y explicando la historia del restaurante con orgullo. Y para acabar de arreglarlo, aquel mismo día, la coincidencia quiso que también estuviera Pep Nogué, uno de los chefs y divulgadores referentes de la gastronomía del país. Buena señal.
Un restaurante Top en la Conca de Barberà
El Hostal Colomí es historia viva de Catalunya. Fundado el año 1947 por Josep Camps y Pepita Franquesa, este pequeño hostal familiar ha ido evolucionando a lo largo de las décadas, siempre fiel a una manera de hacer honesta, cercana y arraigada. Con el relevo de las hijas, Rosita y Nati Camps, el proyecto no solo se ha mantenido vivo, sino que ha crecido con fuerza. Hoy, ubicado al lado del Castillo de Santa Coloma, el establecimiento se ha consolidado como un restaurante donde el producto de proximidad y la estacionalidad están en el centro de todo. Durante la visita, Maite pudo conversar largamente con Rosita y Nati, dos mujeres que hablan con orgullo y pasión de su trabajo, del territorio y de una cocina que emociona. Pero si alguna cosa habla por ellas, son los platos. El menú de aquel día fue un verdadero homenaje al producto y a la tradición, con toques de autor que elevan cada propuesta:
En el Hostal Colomí no solo vas a comer, vas a vivir una experiencia. A reconectar con una manera de hacer que no se tiene que perder
- Aperitivo de bienvenida
- Alcachofas con miel de romero y confitura de calabaza
- Alcachofas con jamón ibérico
- Guisantes del Maresme con jamón
- Terrina de manitas de cerdo
- Foie gras, boletus y huevo
- Colita de vaca vieja con pera, almendra y chocolate
- Atún con verduritas
- Filete de vaca
- Profiteroles con chocolate
- Tatin de pera
Una propuesta que habla de cocina de raíces, de memoria, de sabores reconocibles, pero tratados con sensibilidad. Y todo, con el calor de un servicio familiar, humano, cercano. En el Hostal Colomí no solo vas a comer, vas a vivir una experiencia. A reconectar con una manera de hacer que no se tiene que perder. Maite salió convencida: sitios como este son los que hay que hacer valer. Por su historia, por su compromiso con el territorio y, sobre todo, porque cocinan con alma.