Acostumbramos a cometer el error de asociar los desayunos de tenedor a las Terres de Ponent o la Catalunya interior. No obstante, hay impresionantes bares y restaurantes con excelentes desayunos de tenedor en Barcelona y a otras localidades donde, aparentemente, no nos lo imaginamos de primeras. Por esta razón, desde esta columna mensual —y desde la cuenta @esmorzarsdeforquilla.cat— os acerco lugares icónicos donde probar esta comida nuestra que borra a los brunch de nuestro país.
Me desplazo hasta la capital del Baix Camp para descubrir el restaurante La Manigua. Una casa de comidas que abrió ahora hace diez años, en el 2014, en la plaza Sant Francesc de Reus, en el local de la antigua peña perica, con el objetivo de continuar con el trabajo hecho por los padres —Andreu y Mila— en el bar del Tenis del Reus, local social que regentaron desde 1989.
Actualmente, son los hijos —la segunda generación de restauradores— quien están al frente con Natàlia, en la cocina, y, Anton, en la sala. “Esta es toda la estructura, en la que nuestra madre viene a ayudarnos algún sábado”, confiesan. La Manigua es un bar pequeño, un bar de los de toda la vida, sin lujos innecesarios, con un trato próximo y cálido, con precios ajustados y honestos y donde la estrella es sin duda la cocina tradicional y la pasión por la cocina es herencia de familia.
Tienen un Solete en la guía Repsol, que este año han renovado por segunda vez. “Siempre hemos apostado por los desayunos de tenedor, por los platos tradicionales de la cocina catalana o vasca, y por los productos de calidad y de km 0”, relata la familia. Las especialidades de la casa son los guisos, los xup-xup y la picada, la cocina tradicional sin lujos siempre tan agradecida y que muchas veces nos recuerda años pasados.
No les gusta hablar de platos estrella, sino que optan por fomentar una agradable variedad de experiencias. “Buscamos la excelencia en cada guiso, aunque sabemos que eso se case imposible”, dicen entre carcajadas. Platos como los callos de ternera con su picada o las manitas de cerdo guisadas con trompetas son sublimes. Pero también son aclamados el fricandó, codillos al horno con ratafía, el Marmitako de atún o el peixopalo de bacalao hacen las delicias de los comensales.
En mi visita, me aventuro a probar la tortilla de baldana para calentar estómagos, seguido de un despampanante tocino crujiente. Por si eso no fuera suficiente para convencer vuestros paladares de aterrizar en Reus, lo rematamos con el osobuco al chocolate y el músico y buñuelos de Cuaresma.
Amor y tiempo son los pilares estructurales de La Manigua. Amabilidad, información, simpatía y trato personal hacen que la visita a La Manigua sea muy fácil y placentera.