Una cocina de mercado y de temporada rodeada de un paisaje único y de unas vistas espectaculares. Así se podría definir la experiencia inmersiva que se vive en Cellers (Castell de Mur, Pallars Jussà), concretamente en el pantano de Terradets, dónde se encapsula el Hotel Terradets y el Restaurant del Llac. Con unos ventanales omnipresentes y que evocan una sensación de comida flotante sobre el embalse, degustar una comida en este espacio es un lujo no solo palatal sino que también visual. Hasta allí se desplaza nuestro corresponsal Jonathan Nuevo, más conocido como Esmorzarsdeforquilla.cat, para descubrir la propuesta gastronómica del espacio y un desayuno de tenedor excelente por hacer en medio del enclavamiento.
Un establecimiento multiproductivo y diverso, en el que destaca por encima de todo el restaurante del Llac. Ellos explican que hacen una cocina basada en un producto de calidad y de proximidad, de raíces pallaresas y catalanas. Han seguido esta dirección autóctona a lo largo de los 70 años de historia, inspirada en la tradición de la comarca, y que al mismo tiempo ofrece una mirada y una puesta en escena actual.
El desayuno de tenedor imperdible que tiene el privilegio de probar nuestro corresponsal son los tostados y bonitos huevos fritos con girella (9 euros), una clásica y muy notable tortilla de patatas (5,75 euros), los infalibles callos de ternera (8 euros) y, para los postres, selva negra y pastel de requesón (5,50 euros), un pastel del día que va cambiando en función de la jornada. Por cierto, mención especial a la girella, un embutido típico del Pallars Jussà, que tiene como ingredientes principales el arroz y la tripa, bofe y corazón del cordero.
"Si de una cosa estamos orgullosos, es de nuestros orígenes", dicen. Por eso la Cafetería Casa Gabriel, hace mención de su padrino, promotor y acogedor de los viajantes que cruzaban el antiguo paso de la sierra. En la cafetería, podrás tomar desde un café en un bocadillo, o incluso hacer una parrillada de carne, degustar nuestras tapas y embutidos pallareses, en un ambiente acogedor y unas vistas cautivadoras.
Finalmente, está el bufete libre. Después de un día activo y lleno de emociones, nada mejor que su bufete, para hacer una cata de toda la oferta culinaria condensada, tanto tradicionales como actuales, adaptados a todos los gustos. Comer, y en especial desayunar, es uno de los placeres más grandes del mundo. "Es muy completo y apto para todo el mundo", concluyen.
Al fin y al cabo, una combinación hotelera y gastronómica cogida de la mano con un cuadro paisajístico precioso de fondo y un color verde aguado de trescientos sesenta grados a tu alrededor. Maravilloso. ¡Salud y al lío!