La tierra, la familia, un proyecto y una filosofía clara y la ambición de hacer las cosas bien hechas. Son los ingredientes de una receta exitosa que está rompiéndolo muy fuerte en Prenafeta, en el municipio de Montblanc. Joan Ramón Escoda y su mujer Maria Carme se envalentonaron y emprendieron su proyecto de vida, de aquí nace el Celler Escoda & Sanahuja. Un ilusionante camino en la elaboración de vinos naturales a partir de viñas cultivadas con el método biodinámico. Después de un largo viaje y un trabajo apasionante, se lanzaron con el último objetivo: el de empezar un restaurante con la misma filosofía, natural, proximidad y sobre todo con mucha ilusión de compartir. Maite Escribà, más conocida como Top Catalan Restaurants, se adentra para descubrirnos el intríngulis de este restaurante y su esencia.
El restaurante Tossal Gros está ubicado junto con el Celler Escoda-Sanahuja en Prenafeta. Trabajan muy cerca de la naturaleza creando una cocina que representa la estación del año y el terreno donde están ubicados. Acompañan sus platos con vinos de agricultura ecológica sin nada añadido de su propia bodega.
El hombre detrás de los fogones es el chef Vladislav Degtyarev que propone unos platos de carácter gastronómico con productos ecológicos, de temporada y de pequeños productores de la zona. Joan Ramón Escoda no es solo un enólogo, es un innovador que en 1999 empezó junto con su mujer un proyecto produciendo vinos sin sulfitos añadidos. "La bodega y el restaurante comparten filosofía: naturalidad, proximidad y mucha ilusión por compartir", explican.
Formado en la Escuela de Hostelería y Turismo de Cambrils, allí aprendió los fundamentos de la profesión que lo llevarían a continuar su pasión por la cocina, influido por las tradiciones culinarias del Mediterráneo. "Me forjé como profesional, estructurando una carrera inmersa en el mundo culinario, donde mi firma se degusta en un estilo de cocina que combina el estilo culinario nórdico (es originario de Siberia, Rusia) con la gastronomía mediterránea". Degtyarev aplica técnicas culinarias tradicionales y de vanguardia, buscando el equilibrio y el alma en el plato.
Adentrándonos en la carta, encontramos dos entrantes muy interesantes que hay que subrayar: por una parte, hay las patatas en la sal y mantequilla de cabra y croquetas de espinacas, guisantes y queso. Después de una cata que ya denota una excelencia brutal, nos trasladamos a algunos de los platos principales que puedes probar. Como, por ejemplo, la brocheta de pulpo, tocino y trufa, los cremosos tortellinis de hombro de muflón y trufa, un apreciado espárrago verde, conejo salvaje y jabalí o un emplatado elegante y lujoso como la costilla de ciervo a la brasa, boniato, acelgas y trufa.
Y, como no podía ser de otra forma, una gran comida se tiene que clausurar con unos postres magníficos. Desde los clásicos como el coulant de chocolate paccari 70%, avellana y helado de vainilla a otras propuestas más personales y deliciosas como la flor manchega, almendras y dulce de membrillo.