¡Hola, hola! Cuesta de encontrar, pero si tomáis como referencia la plaza de Ildefons Cerdà, camináis dirección plaza Espanya por la Gran Via de les Corts Catalanes y giráis a la tercera calle a mano derecha, os la encontraréis. Este local está escondido en las Galeries la Campana, y se accede por una especie de pasaje, pero lo veréis rápidamente, ya que la terraza y la enorme cristalera que deja entrever un interior clásico de bodega, no os permitirá perder. La Bodega Pasaje 1986 es el secreto mejor guardado de los pies de Montjuïc y, aunque he ido a cenar, estoy segura de que es el local de referencia de la gente del barrio para un vermú de estos que se convierten en una comida, porque su terraza invita a sentarse y ver pasar las horas entre cervezas, buenos vinos, grandes platillos para compartir y, quizás también, algún cóctel. No me considero una persona indecisa a la hora de tomar decisiones en la vida, pero cuando las cartas son tan atractivas prefiero dejarme aconsejar y sorprender... ¡Que empiecen a desfilar los platillos!


Arrancamos con unas patatas bravas con alioli y salsa brava casera, de estas que los cortes de la patata son muy irregulares y la patata es bien crujiente y un interior suave con este toque dulzón que hace que las bravas sean una de las tapas más famosas de nuestra cultura culinaria (y digo nuestra en referencia a Catalunya, que cuando sales del territorio hacen aquella salsa anaranjada que después de años viajando por España todavía no le he sabido encontrar la gracia).

Ensaladilla rusa foto A.S.I.
Ensaladilla rusa de la Bodega Pasaje 1986 / Foto A.S.I.

Una ensaladilla rusa de concurso

Cuando nos traen el siguiente platillo ya nos advierten que nos dará ganas de volver a la Bodega Pasaje 1986, ya que nos aseguran que mucha gente peregrina solo por su ensaladilla rusa. Lo que la hace tan especial es que lleva patatas estilo paja, de estas que son muy crujientes, delgaditas y muy saladas. La patata de la ensaladilla rusa está bien chafada, el atún es abundante y las patatas son la sorpresa que contrastan muy bien con la dulzura de la mayonesa, qué gran acierto este toque bien salado. Por cierto, siempre muy a favor de poner huevo duro rayado encima de la ensaladilla rusa, me gusta más que mezclado dentro.

Las tres 'P' de la Bodega Pasaje 1986

Si hace tiempo que me leáis conoceréis mi obsesión por las gildas y por todo aquello que esté ensartado en un palillo, se coma de un solo mordisco y lleve productos de estos que nunca dirías que pueden funcionar bien juntos. Las tres 'P' son una brocheta con un trozo generoso de panceta, una rodaja de puerro, y un trozo de pulpo, todo hecho a la brasa, pintado con una salsa que no sabría identificar y un buen chorro de aceite. Un mordisco perfecto. Como digo en el titular, se nota que la cocina está hecha con amor y eso se nota con platos como su cazuela de albóndigas, con unos buenos trozos de sepia y unas patatas fritas, que como están sumergidas en la salsa, quedan blandas y se impregnan de mil sabores. Pedid pan para mojar, no solo porque querréis recoger hasta la última gota de salsa, sino también porque el pan está muy bueno.

Las 3 'P' de la Bodega Pasaje 1986 / Foto: A.S.I.
Las 3 'P' de la Bodega Pasaje 1986 / Foto: A.S.I.

Para ir cerrando la sección de platos saltos probaremos su buñuelo de gamba y setas con salsa bearnesa, una salsa clásica que es una emulsión a base de mantequilla y yema de huevo, dos mordiscos buenísimos y su plato de setas con parmentier de patata y huevo a baja temperatura. Cuando llega a la mesa, solo se ve un fondo de una parmentier de patata muy cremosa y un variado de setas (de verdad, como me gustaría que las setas se encontraran todo el año, soy su fan número 1) y, cuando remueves un poco, estalla una yema de huevo que acaba de ligar todo el plato.

Parmentier, huevo y setas
Parmentier, huevo y setas / Foto: A.S.I.

El cóctel sí que marida con la cocina casera

En esta experiencia nos han sorprendido a media comida con un Negroni, un cóctel de origen italiano preparado con ginebra, Campari y vermú rojo, por el color puede recordar a un Aperol Spritz, pero el Negroni es mucho más amargo. Sorprendentemente, acompaña bien estos platos de mojar pan. Ahora bien, si hay un cóctel que nos ha robado el corazón ha sido el Espresso martini que ha llegado a la mesa para acompañar los postres. Probamos un pastel de queso clásico hecho con queso Payoyo y una torrija, tan suave, tierna, esponjosa y perfectamente amarada de leche, que la utilizaría como almohada. Si todo eso lo maridas con este Espresso Martini que os comentaba, son el final de fiesta ideal.

Por cierto, aunque nosotros hoy no hemos hecho brasa, tienen varias piezas de carne que cocinan a la brasa Josper, que ya hemos explicado en alguna ocasión que se trata de una combinación de carbón y calor controlado que le da un toque espectacular en todo lo que se cocine y que, por cierto, por más que eso de Josper suene a nombre extranjero, el creador de estos hornos/brasa es de Pineda de Mar. Bodega Pasaje 1986, nos volveremos a ver muy pronto vermú en mano. ¡Hasta la siguiente!