Ha llegado la época del año en que más veces repito la frase "beber con moderación es sinónimo de beber con buen gusto". La digo a los amigos y familiares que por estas fechas, para hacer frente a la doble etapa de las comidas de Navidad, me piden que les recomiende algún vino "bien bueno y baratito". Estos días que normalmente todos los medios digitales nos bombardean con listas y más listas vinícolas, desde La Gourmeteria d'ElNacional.cat no podíamos ser menos, pero ya te aviso que ceci n'est pas una lista típica y tópica sobre qué vinos comprar esta Navidad. En primer lugar, porque un servidor no se dedica al periodismo vinícola especializado. En segundo lugar, porque no tengo la nariz, el paladar ni la formación de un sumiller. Y en tercer lugar, lo más importante de todos, porque me gusta escribir de vinos de la manera como me gusta beberlos: con naturalidad, sin tecnicismos y con la fascinación del niño que el día de la cabalgata cree que aquel señor negro con barba es el rey Baltasar, cuando en realidad es su tío Jaume, el fontanero del pueblo, maquillado con betún. Sin más dilaciones y pasando por los blancos, los rosados, los tintos, los espumosos y los dulces, aquí están los trece mejores vinos catalanes entre 5€ y 35€ que he tenido la suerte de probar y que espero que quieras descubrir tú también.

Colors Blanc, Cérvoles
(DO Costers del Segre)
Macabeo, Chardonnay y Albariño, 9€
 

Lo primero que tenemos que dejar claro es que el vino blanco y las fiestas de Navidad no tienen que estar obligatoriamente reñidos, aunque asociemos más los blancos a las terrazitas de verano y no tanto a las comidas donde la escudella y los canelones nos hacen sudar tanto la camiseta interior que lo que suda, más bien, es el alma. De alma este vino de Les Garrigues va sobrado: nacido de viñas situadas a 800m de altura, es uno de los primeros proyectos de Viticultura de Muntanya de Catalunya. Fresco, cítrico y ligeramente cremoso, es tan económico que lo podría cagar el tió y tan agradable de beber en un aperitivo, por ejemplo mientras picamos cuatro almendras, que desearíamos no dejar de ver como los sobrinos abren regalos eternamente con el fin de acabarnos la botella con calma.

Foranell Picapoll, Celler Quim Batlle
(DO Alella)
100% Picapoll, 14'50€
 

Hubo un día que creí antes en Papá Noel que en este vino, sinceramente. Te lo juro. No me creía que en Alella pudieran hacerse blancos magníficos con Picapoll, una variedad más propia de la DO Pla de Bages. Tampoco creía que una viña de sablón "junto al mar" como La Sentiu pudiera estar en más de 300m de altura. Y por descontado, no me creía que a 15 minutos de Barcelona se pudieran hacer vinos con una identidad tan poco urbana, tan mineral, tan salina. Pero resulta que era verdad, y que además eran blancos Gran Reserva como este, con crianza de nueve meses con sus madres y de dos años en botella. Por eso es un blanco con un color más próximo al amarillo, por eso es riquísimo en matices y por eso cuesta creer que una maravilla así no llegue a los quince euros. Lo único que pido a Papá Noel es que siga siendo así por mucho tiempo más.

Pla Parcial, Viladomat-Aragó
(Penedès)
100% Xarel·lo, 18'50€
 

Hay vinos con historia e historias con vino, y este blanco sin DO cumple las dos cosas. Su historia es la de una despedida: el adiós a una viña plantada el año 1965 cerca de Vilafranca del Penedès y que este año morirá por culpa de un plan urbanístico del 2010 que contempla la expansión del Polígono Industrial de Sant Pere Molanta. Un "plan parcial" que se llevará por delante todos los terrenos agrícolas que se encuentre, vaya. Por eso este vino de Gerard Maristany es un vino lleno de historia: porque nació como una elegía, porque se pensó desde un piso en el cruce de Viladomat con Aragó y porque es un vino de garaje elaborado y criado durante veinte meses en La Xarmada, una especie de coworking vinícola ubicado en Pacs del Penedès. ¿Pero lo mejor de todo sabes qué es? Que lo mejor del vino no es su historia, sino su identidad una vez lo bebes, hecha de aromas, matices y recuerdos en boca como la que tienen los grandes monovarietales de xarel·lo. Porque de eso va el Pla Parcial: de hacer un vino para recordar que no somos eternos, pero para no olvidar que siempre queda el recuerdo.

Lledoner Rosat, Espelt Viticultors
(DO Empordà)
Garnacha Negra, Lledoner Negro, 6'40€
 

¿Qué pasa, ya no pensabas en los rosados, eh? Los catalanes olvidamos demasiado a menudo que no hay nada más mediterráneo que un buen vino rosado y que, nos guste o no, hay días de Navidad en Catalunya que el termómetro marca temperaturas más propias de la primavera en la Provenza que de pleno invierno. Este rosado versátil, eléctrico y desacomplejado es de aquellos vinos que a priori parecen poquita cosa, humildes, económicos y esmirriados, pero que en realidad tienen la fuerza feroz de transformarlo todo. Como la tramontana, vaya, pero en versión de amenizar el aperitivo del día de Sant Esteve o de hacer más amena la espera en la cocina mientras el pato es al horno.

La rosa, Can Sumoi
(DO Penedès)
Sumoll, Parellada y Xarel·lo, 11'60€
 

Perdona la insistencia, eh, pero no entiendo cómo puede ser que en un país que tiene las rosas como regalo principal para el día de los enamorados no estén todas las terrazas de los bares llenas de gente bebiendo vino rosado. Reading is sexy, decía una campaña de la editorial Gallo Nero con una foto de Paul Newman leyendo, y yo cada vez que bebo La Rosa de Can Sumoi tengo ganas de hacerme un selfie, pero con el problema que no soy Paul Newman. Drinking wine rosé is sexy, sin embargo, no tengas ninguna duda, y si de vinos rosados catalanes hablamos, La Rosa es el más sexy de todos desde hace mucho tiempo. Embotellado sin estabilizar ni filtrar, este vino con el sello inconfundible de Pepe Raventós es tan elegante, tan puro y de una delicadeza tan extrema que emociona desde la ternura, pero sobre todo, es lo que yo digo un rosé proselitista: es el vino rosado que hace que el vino rosado guste a los que nunca antes habían sentido curiosidad por el vino rosado.

Abrumet Negre, Celler Frisach
(Terra Alta)
Garnacha Negra y Cariñena, 8€
 

Hay vinos que son como los mecheros: aunque no fumes, siempre hay que tener alguno cerca, ni que sea para recomendarlos. A todos los amantes del vino nos gustan los hallazgos, es decir, los vinos especiales, buenos y económicos que un día descubres de casualidad y ya te acompañan para siempre. Porque sí, después del matrimonio, un buen vino tinto en el cual confíes ciegamente es la historia más eterna que se puede tener en la vida. Mi historia de amor con El Abrunet Negre surgió gracias a mi amigo Joan Carbó, cuando en una escapada gastronómica a la Terra Alta me presentó a los hermanos Joan y Francesc Frisach. Con cinco minutos tuve bastante, solo de escucharlos, para saber que aquel par de campesinos jóvenes con ideas de futuro fundamentadas en un respeto máximo por el pasado eran mucho más que dos viticultores de pueblo. Dudo de que haya en la Terra Alta una bodega con la creatividad y la sensibilidad de Frisach, pero sobre todo dudo de que haya en Catalunya un vino tinto tan vivo y versátil por este precio. Especiado en nariz, a mí particularmente me cautivan sus notas golosas y de fruta fresca en boca. Un vino aparentemente modesto pero altamente estelar.

Sumoll Solergibert, Celler Solergibert
(DO Pla de Bages)
100% Sumoll, 15'70€
 

La variedad sumoll es como esta nueva moda de ir a buscar el tió en el bosque: nunca reinventar una cosa tradicional había tenido tanto éxito. Hace quince o veinte años nadie pensaba que con sumoll pudieran hacerse buenos vinos, pero dos décadas después resulta que algunos de los mejores tintos de Catalunya son monovarietales de sumoll. Este de Solergibert es un ejemplo clarísimo, por algún motivo ganó el Premio a Mejor Sumoll Tinto de la Guía de Vinos de Catalunya 2022: elegante y fresco, con recuerdos de ciruela y níspero, está vinificado con rapa y tiene una crianza de 4 meses. Es el vino ideal para abrir delante del suegro si lo que quieres es que tu suegro piense que eres alguien original, peculiar y de confianza, ya que alguien que con menos de quince euros te lleva a casa un vinazo de categoría es siempre alguien en quien confiar.

La Florens 2019, Josep Grau Viticultor
(DO Montsant)
100% Garnacha Negra, 22€
 

Navidad es una época donde la familia, como concepto, acostumbra a tomar más relevo que nunca. También la familia es una marca importante en este vino nacido de unas viñas centenarias de Marçà, en la comarca del Priorat, la tierra donde lo que un día fue un oficinista urbanita llamado Josep Grau decidió reinventarse en lo que hoy es, un viticultor establecido en la sierra del Montsant y que hace unos vinos de autor que desde hace años recogen elogios de todo el mundo. Un servidor pudo conocer a Josep Grau -la persona, no la bodega- hace escasos meses, y recuerdo cómo me impactó lo que me dijo cuándo le pregunté el porqué de este nombre cotidiano y popular para un vino así de elegante. "Mi madre se llamaba Florentina, pero se hacía decir Florens, y este vino es como ella: monumental y mágica, pero terrenal y humana". Tenía toda la razón. Elaborado a partir de los preceptos ecológicos y biodinámicos, el vino transmite la esencia de su origen, ya que bebiéndolo se intuye inmediatamente la identidad única del Montsant, que es el que cautivó Josep Grau a fin de que él, ahora, nos cautive a nosotros.

Camí dels Xops, Ànima Mundi
Penedès (sin DO)
Moscatel y Macabeo, 13€
 

Por fin hemos llegado al fato bueno, debes pensar. Para los que somos de burbujas desde el aperitivo hasta el momento de la sobremesa, tener que hacer scroll tantas veces abajo para tropezarse con el primero espumoso es un suplicio mayor que ir a comer en casa de alguien y que diga "tenemos cava, pero lo guardamos para los postres". No seas esta persona, por favor. Te lo pongo más fácil: abre una botella de Camí dels Xops y no lo serás, ya que querrás beberlo a todas horas y con cualquier tipo de platos. También con unas aceitunitas y unas patatas de churrería tomando una copa los jueves por la tarde saliedo del trabajo, claro está, ya que este vino espumoso elaborado con el método ancestral es fresco y sorprendente, pero sobre todo adictivo. Un servidor, si pudiera, incluso lo bebería con embudo, pero sé guardar las formas, sobre todo los días de Navidad donde todo el mundo se comporta como si estrenara camisa nueva. El alma que está detrás de Anima Mundi es Agustí Torelló, uno de los jóvenes cracs de la viticultura catalana y alguien que tiene para la agricultura, la tierra y los vinos que elabora el mismo respeto que quién escribe estas rayas tiene para él: absoluto. Por eso este es un vinazo de intervención mínima y de resultado máximo, con una burbuja fina elegante y unas notas de manzana, pera y recuerdos minerales magníficas. Si el rock'n'roll de los cincuenta fuera vino, sería esto.

Mirgin Laietà Gran Reserva, Alta Alella
(DO Cava)
Pansa blanca, Chardonnay y Pinot Noir, 18€
 

Ojo con esto porque es más polivalente que Sergi Roberto jugando en todas las posiciones, pero con la suerte de que tiene la calidad que Sergi Roberto no tendrá, por desgracia, en la vida. Para los penedesenses que aprendimos a andar mientras nos daban cava típico y tópico de mezcla xarel·lo, macabeo y parellada, beber cavas de cupaje peculiar es siempre divertido. Este, gracias a variedades como el chardonnay o el pinot noir, transmite uno no-sé-qué experimental y cosmopolita, como aquella gente de Sant Hilari Sacalm o Móra d'Ebre que se va de Erasmus a Berlín, vuelve hecha una moderna y después, cuando pasea de nuevo por el pueblo, ve que todas las yayas le dicen "te veo diferente, estás mejor!". Pues a esto sumémosle una crianza de 30 meses y un sabor seco, untuoso. Un cava bien estructurado, vaya, pero con el añadido que te parece un cava que no has bebido nunca antes. Además, no lo olvidemos, la polivalencia: presenta un packaging la mar de chulo, con una botella delgada y larga acompañada de un estuche cilíndrico que, envuelto para regalo, despierta la curiosidad de cualquiera. Un regalo de Navidad perfecto para que el tió lo cague, siempre que quien pique el bastón sea mayor de edad y cante "no caguis arengades, que són massa salades,/ caga caves d'Alella, que són tota una estrella."

Reserva Familiar Brut Nature 2012, Sabaté i Coca
Corpinnat
100% Xarel·lo, 32€
 

Cuando este brutalísimo vino espumoso empezó a nacer, Pep Guardiola todavía entrenaba al Barça y la palabra 'Procés' no existía en el imaginario colectivo de los catalanes. Después la cosa ha ido como ha ido y la Historia nos ha llevado donde estamos, pero por suerte nos quedan espumosos Corpinnat como este para curarnos las heridas. Sin ningún tipo de duda, personalmente me atrevo a decir que es el mejor vino con burbujas del país en relación calidad-precio. Cien por cien seguro. Dudo de que pueda beberse en Catalunya una maravilla de esta magnitud, que tranquilamente juega en la liga de los grandes champanes y los grandes vinos espumosos de guarda del mundo -también de los catalanes-, por un precio inferior a 35€. Una crianza de 80 meses con sus levaduras dan para mucho, sobre todo para redondear un vino de burbuja finísima y persistente que aromáticamente hace venir a la cabeza el hinojo, el tomillo o el pan tostado y que después, ya dentro de la boca, es denso y lleno de volumen. Un vino espumoso a quien hablarías de Usted, quizás porque si en vez de un vino fuera una persona, sería aquel abuelo o aquella abuela que el día de Navidad encabezan la mesa, tienen una opinión ponderada sobre todo, se hacen amar en cada gesto y, en definitiva, demuestran que el envejecimiento no nos hace más viejos, sino más sabios. Y más adorables.

Vi de glass, Vins per Estimar el Vi
Penedès
100% Gewürztraminer, 16'75€
 

Eso ya se acaba y llegamos al final, a la parte de los postres, por eso un vino personalísimo y elaborado a partir de una variedad, la gewürztraminer, que no recomiendo pronunciar en voz alta mientras comes un polvorón. Creada siguiendo el modelo de los Eisweine alemanes, es decir, de los vinos helados, la família Gramona creó hace casi treinta años esta joya que ya es un clásico de nuestro país, un producto que todas las neveras de Catalunya tendrían que tener los días de Navidad, ya que comer turrones y barquillos está muy bien, pero casarlos con el Vi de glass es ya una cosa superior. Si acercas la nariz en la copa, encontrarás cítricos y aromas exóticos; si lo bebes, un importante peso de la fruta y una sensación muy refrescante. Un consejo: si quieres potenciar los aromas y el sabor, bébelo frío, pero no heladísimo. Y un segundo consejo: no llega a los 10º alcohólicos y entra como el agua, pero no te lo bebas tú solo si no quieres acabar subido encima de la silla recitando El desembre congelat, a no ser que seas Xavier Graset, el único adulto de Catalunya capaz de hacerlo dignamente y sin caer en patetismos. Por lo tanto, si quieres que tu suegra y tu sobrino te respeten una Navidad más, asegúrate de que la única cosa congelada sigue siendo el Vino de glass.

Aureo Sec, De Muller
(DO Tarragona)
Garnacha Negra y Garnacha Blanca, 17'50€
 

No podemos acabar sin uno rancio de categoría. No me refiero al típico cuñado que basa su visión del mundo en las conspiraciones que ve en Cuarto Milenio y que antes no se ha acabado los galets de la escudella ya ha dicho "yo no soy racista, PERo...". No, nada de eso, por suerte. Me refiero a uno de los patrimonios más olvidados y despreciados de Catalunya: los vinos rancios, un adjetivo poco comercial y que no ayuda demasiado en unos vinos maravillosos, oxidativos y con soleras de más de medio siglo. Tampoco ayuda que la mayoría de etiquetas o packagings de los rancios parezcan haberse pensado para decorar el mueble bar de Ramon Serrano Suñer, claro está, pero qué haremos. Los rancios son una alternativa magnífica a los vinos dulces y este de la bodega De Mujer, mítica e histórica, es un gran ejemplo: encuentras humo, encuentras cuero y encuentras notas oxidativas, casi como si las maderas de las barricas donde ha hecho el envejecimiento te pasaran por el lado en medio de la calle dejándote el olor de su perfume, pero en boca, de golpe, es sutil y equilibrado. Si se bebe un poco fresquito, todavía mejor. Es un vino maravilloso para cuando hace cuatro horas que comes y ya estás cansadísimo de todo, casi más cansado que tú después de leer todo este artículo largo como ver Los pastorets de pie porque no has encontrado silla en el teatro de la escuela de tus hijos. Si has llegado hasta aquí, sin embargo, espero que disfrutes de todos estos vinos y que humildemente, aunque quizás no nos conozcamos, recibas los mejores deseos de un servidor para estas fiestas y me aceptes este brindis virtual de bon Nadal.